En esta pequeña nota, me referiré a los festejos que en Buenos Aires hubo durante décadas pasadas.
El tango, danza porteña, tuvo casi 200 orquestas que lo interpretaron por doquier, en clubes de distinta índole que saturaban la capital y alrededores. 
Un mismo director tuvo hasta cuatro conjuntos bajo su batuta, como lo hizo el bandoneonista Osvaldo Fresedo, argentino, vecino, a quien se lo llamó “el pide de La Paternal”, por vivir aquí. Durante el año 1927 (década del ‘20), ante el exceso de trabajo y por la imposibilidad de cumplir con todos los pedidos que tenía para actuar, debió formar cuatro orquestas que se presentaban al mismo tiempo en distintos escenarios: una tocaba en “Tabaris” (Cabaret), otra en el “Casino Pigall” (local nocturno), un tercero en el cine “Fénix” en el barrio de Flores y un cuarto en el bar “Fresedo”. Cuando se iba y antes que llegara, cada orquesta tocaba sin el maestro director.
En otro de los actuales barrios porteños (Chacarita) existe un club (Sporting Club) en Heredia 1225, que durante el año ‘47 premiaba con dinero en efectivo a la “dama más linda” y al “caballero más feo”. Otro club de Buenos Aires llamado General San Martín, en la misma década, de la calle Oliden 956, no cobraba entrada y al salir se abonaba $1.
En el año 1944, el Club José Ingenieros, de la misma ciudad, sito en la calle Abelleyra 322, cobraba 50 centavos la entrada a los invitados que no bailaban y 30 centavos a los socios que no bailaban.
En 1945 (década de oro), Cayetano Carlos Di Sarli estrenaba y dedicaba con sus bailes en San Lorenzo de Av. La Plata 1702 (hoy Carrefour) su tango “Porteño y Bailarín”, cantado por el sanjuanino Jorge Durán, a todos los bailarines.
Y como si esto fuera poco, tengo más festejos de  años anteriores.
Durante la época de Rosas (año 1840) y durante el carnaval, el éxito musical fue “canción”, cuya música la escribió el pianista Juan Bautista Alberdi y la letra de Manuel Belgrano.
Años después (1857) nacieron los primeros pomos de agua perfumada traídos a la Argentina y obsequiados a sus clientes, por el farmacéutico inglés Guillermo Cranwell, que tuvo, desde 1870, su propia fábrica en Humberto I y Paseo Colón, de la Ciudad de Buenos Aires.
No olvidar: la careta oculta todo el rostro; el antifaz, apenas un pedacito. La careta se opone a todo intento de descubrir lo que hay bajo ella. El antifaz, dejando ver la mayor parte asesora sobre la pequeña parte que no deja ver. La careta es un obstáculo; el antifaz es una invitación. Puede decirse que la malla de baño es un antifaz que se ponen las mujeres en el cuerpo.
Pero los lectores de “Nuestro Barrio” seguiremos festejando hoy, y el año que viene a la misma hora, porque “Carnaval toda la vida”.

Festejos de carnaval en La Paternal
El sábado 2 de marzo en la Plazoleta “Raymundo Gleyzer” (Espinosa, Juan A. García y Dto. Alvarez) se vivió una noche de alegría, rememorando los clásicos festejos de carnaval en la Av. San Martín.
Organizado por Late Paternal y vecinos del barrio, ya que desde el año pasado el Gobierno de la Ciudad suspendió el corso oficial que se realizó en el mismo lugar, desde las 20 hs. los presentes disfrutaron en familia de murgas, música en vivo, show de magia, espuma y premios a los mejores dirfraces. Además tuvo la particularidad que todos los alimentos eran sin TACC.
En la cálida noche de carnaval se presentaron @lospepisshow, la Murga La Redoblona y lo cerro a todo ritmo la Agrupación Murga Viva la Pepa.