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11 de marzo 2013
LOS AMIGOS Y FANATICOS SIEMPRE PRESENTES
Su plaza festeja los 63
Escribe: Nadia Brenda Salva
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Me paraba arriba de la mesa de la maestra y con nueve años cantaba a los gritos “Qué nadie se atreva, a tocar a mi vieja”. Y antes del fin del recreo, algunos compañeritos también se sumaban a uno de los grandes temas de Norberto Napolitano, alias Pappo.

Tomaba la merienda y después de la tarea, sintonizaba Much Music y siempre pasaban Rock and Roll y fiebre. ¡Me encantaba! Sobre todo porque cuando mamá arrimaba la cabeza o pasaba cerca de la tele, cambiaba rápido el canal. Me avergonzaba ver en ese video a dos chicas besarse o una pareja apretando en el baño de un bar. Luego se iba, y seguía mirando a Pappo.

La voz ronca, áspera por momentos, el cuero negro, los pelos largos y revueltos. La mirada huraña y esa apariencia parca, reunían en mi un halo de ternura que hacía que el Carpo de La Paternal fuese un tipo especial, comparado a nadie en este país.

El solo de viola de Una casa con diez pinos, todavía resuena en mi reproductor de música y sigue provocándome la misma sensación: los maestros nunca mueren. Porque un genio no era, un maestro sí, un precursor para muchos que le siguieron y aún le rinden culto en las cuerdas.

Pappo me acompañó en varias, pero era un músico más que sonaba en mi walkman, debo confesar que como aficionada y seguidora del rock, luego de su ida de esta tierra, Pappo despertó en mi una suerte de apropiación de sus temas y letras. Cada una de ellas justa para un momento de mi vida. El hombre del cuero y el metal se convirtió en un ser mítico que aparece cada tanto, no sólo en las fechas especiales que recuerdan su muerte o festejan su cumpleaños, sino que aparece en un Playlist de música cuando escribo, cuando estoy caminando por el barrio o cuando simplemente me voy a dormir.

Cumpleaños en su plaza

Como todos los años se festejó el cumpleaños de Pappo, en su plaza, en la Roque Sáenz Peña o más conocida como la Plaza de Pappo (Av. Juan B. Justo y Av. Boyacá) donde se encuentra emplazado su monumento siempre acompañado de ofrendas, recuerdos y obsequios.

El domingo 10 de marzo en su plaza se soplaron las 63 velitas de Pappo y  diversas bandas y fanáticos rindieron homenaje al ídolo de La Paternal. Entre ellos, Pity Alvarez, la agrupación completa de Vox Dei, el grupo Carajo, Ricardo Tapia de La Mississippi, Willy Crook, Kubero Díaz, Daniel Saralegui, Juan Rodríguez, Beto Ceriotti, Valencia, el Chino Masunaka, Giusepe Puopolo, Don Vilanova (o Botafogo), Juanito Moro, Sergio Marchi, Napo, Gady Pampillon, Machy Madco, el Negro García López, el Padre César, Rinaldo Rafanelli, Alejandro Amaro, Ciro Fogliatta, Rodolfo García, Claudia Puyó, Cristina Dall, el Tano Marciello y la hermana del Carpo: Liliana Napolitano; la que se levantaba a las 9 de la mañana a tocar el piano y su hermano sufría con dos almohadas en los oídos. Declaración que entre risas, dio Pappo a un medio local.

Además; durante toda la tarde, se pudo disfrutar de mucho rock con bandas tributos al Carpo. Abrieron la fiesta los Riffianes, Los Napolitano (desde Ecuador), El Remolcador (desde la Escuela Municipal de Rock Norberto Pappo Napolitano en Necochea), Carposaurios, Sandwiches de Miga, Harley Retro Rock, Mr. White, El Sacristan, El Mendigo, Plan Diabólico (de Rosario), HAM, Blues Local, HAM, Blues Local, entre otros. El cumpleaños 63 se vivió con mucho rock, blues, birra, recuerdos, alegría, nostalgia, motos y mucho barrio. “Y Pappo no murió, Pappo no murió”, “Dale Pappo, Dale Dale Pappo”, retumbaban los cánticos alusivos al músico desde un público enardecido convocando al más grande del barrio. Y sí, Pappo no murió. Ahora está vivo y coleando, desde la computadora en la que redactó estas líneas.