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24 de abril 2013
VECINAS DE VILLA GRAL. MITRE
"Seguimos padeciendo las inundaciones del 2 de abril"
Escribe: Pablo Pilanski
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Tres semanas después continúa el mal olor y no terminaron de limpiar toda la casa, ya que cada vez que revisan un mueble encuentran que todo se deterioró. Preocupadas y tristes, contaron que lo que más les dolió fue la pérdida de mucho material cultural, como libros, videos familiares o partituras musicales antiquísimas, que era la herencia que ellas les iban a dejar a sus hijos y nietos.
Las vecinas, de 75 y 77 años, no quisieron dar sus nombres por humildad y para que no quisieran ir a ayudarlas, o no producir lástima en los vecinos: “Fue la vez que más se inundó todo. Alguna vez había pasado, pero jamás me llegó a la altura de la silla o la cama. Hay muebles que se mojaron por completo. Esta vez tuve 1,10 metros en mi casa, cuando la máxima histórica había sido de  92 centímetros.
Una de ellas, profesora de música y concertista que vive en Belaustegui al 2500, muy cerca de Av. Juan B. Justo, narró su historia y destacó que “todo fue tan rápido que no dió tiempo a levantar las cosas, porque si hubiera sido paulatino quizás salvaba muchas de las cosas que perdí, como partituras originales que compré en España cuando iba a visitar a mi hijo. Lo más terrible de esa noche fue que se cortó la luz, no veías nada, porque era de noche y era todo una pileta de agua sucia. Intentaba levantar algo y tiraba otra cosa. Era un desastre, toda la mesada, que era de madera, la tuvimos que tirar porque se había arruinado”.
La otra mujer, con su casa ubicada en Tres Arroyos al 2400, sostuvo: “fui a poner la compuerta en la puerta de la calle pero cuando me desperté a las cinco de la mañana el agua ya había avanzado muchísimo. Agarré una luz de emergencia, prendí dos hornallas, me sequé como pude, me hice un mate y alcancé a manotear un libro para tratar de olvidarme de lo que estaba pasando, porque ya no podía hacer nada. El agua llegó hasta la mitad del placard, desfondó los cajones y se llevó muchas cosas. Después de un rato me acosté en la mesada de la cocina porque era lo único que no estaba mojado, y me quedé esperando que bajara el agua, que tardó cuatro horas”.

¿Pudieron reunirse entre los vecinos para reclamar o hacerse notar en los medios?
“Nosotras pensamos que esto no tiene banderas políticas, y muchas veces que nos juntamos todo se mezcla y no llegamos a nada. Queremos principalmente que se investiguen las causas de lo que pasó, pero lo que nos enoja es que los medios grandes nacionales digan que no nos inundamos. Pareciera que sólo el barrio de Saavedra tuvo pérdidas, pero yo perdí todos mis libros y mis fotos. Además todavía sigo secando ropa, porque escurríamos todo enseguida para que no se pudra, pero no tengo un lugar donde lavarla toda junta. Hay cajones que no queremos ni abrir, porque no sabemos con qué nos podremos encontrar. Voy a tener que pagarle a alguien para que me ayude a tirar las cosas que no sirven más”.

¿Hicieron algún reclamo o recibieron alguna ayuda por parte del gobierno?
“Tengo un libro entero de reclamos por falta de luz a las empresas de electricidad, pero no sirven de nada. El otro día fui al CGPC de mi barrio para reclamar el subsidio, y sólo para este trámite tres semanas después de lo que pasó solamente a la mañana habían ido 90 personas. Lo que pasa es que los subsidios de la inundación de febrero de 2010 los cobré a mitad de 2011”, explica la mujer de 77 años, todavía con fuerzas para seguir luchando por conseguir lo que le corresponde.


¿Qué reflexión les queda después de todo esto que no terminó?
“No sabemos en dónde vamos a terminar viviendo, porque estoy segura que va a volver a pasar y va a ser peor, porque cada vez hay más calles asfaltadas que filtran menos. Para los autos está bárbaro, pero a nosotros nos perjudica. Igualmente somos gente que a pesar de todo esto, que lo consideramos una tragedia, por suerte nunca bajamos los brazos”.