Isabelino Espinosa es periodista deportivo, tiene 93 años y es portador de una envidiable memoria. Relata sus recuerdos de la década del 30 en Villa del Parque, como si hubiesen sido ayer. Isabelino, con 15 años, estaba a la izquierda de la foto, con la pelota dominada a punto de hacer un pase. Su amigo Víctor aparecía por la derecha, esperando la devolución. Y en el centro estaba Pedro Stochetti, ex jugador de Chacarita y flamante incorporación de Argentinos Juniors, que había decidido traer a grandes figuras incluso de la selección, pero todos jugadores que se habían retirado hacía 3 ó 4 años. Stochetti, que se mostraba con la mirada fija en los pies de Isabelino, intentaba frenar el avance del equipo de esos pibes del barrio que querían divertirse pero mostrar lo mejor de sí. La foto: la porta Isabelino Espinosa, la tiene guardada en la casa donde vive desde los cinco años. “Llegaron Mutis y Juan Evaristo, de Boca; Cesáreo Onzari, de Huracán; y Stochetti, de Chacarita. La dirigencia había dicho que con este equipo haría una gran campaña. La realidad fue que a pesar de dominar los primeros minutos de juego, en el tramo final se agotaban y terminaban caminando y perdiendo los partidos. La cosecha de puntos iba cada vez peor”.
Tuvieron que ponerse a entrenar 3 veces por semana, “pero como el club no quería estropear la cancha de Avenida San Martín, lo hacían en una delimitada por las calles Cuenca, Navarro, Campana y Avenida Beiró; que se llamaba Tres Cruces y era de los ferroviarios, aunque se la prestaban al club. Es que del '31 al '41 casi no se entrenaba, porque todos tenían que trabajar. Muchos hacían que trabajaban en el tren, pero sólo firmaban el libro de presencia y después se iban. Y todos los compañeros lo aceptaban, porque eran buenos jugadores de fútbol”.
Entonces, desde el club llamaron a los chicos del barrio para que fueran a entrenar con esas estrellas un poco pasados de época. “Era una emoción impresionante, porque jugábamos contra esos viejos veteranos. Eso sí, nos daban como en la guerra, porque pegar patadas, pegaban. Y nosotros, con la ilusión de enfrentar a esos tipos, 2 ó 3 veces por semana íbamos. Además, cada uno de nosotros jugaba en algún club de barrio”.
Nuestro Barrio le consultó a Isabelino sobre el nivel del fútbol argentino actual: “Hay muchas cosas para decir, pero lo principal es que desde 1935 empezó la decadencia. Ya en la época de Diego Armando Maradona no miraba más fútbol, porque me parecía mediocre. Y me animo a decir que Diego no podría haber jugado contra los monstruos de la década del '30, primero porque te pedían que patearas con las dos piernas en las pruebas de las inferiores, y segundo porque todos ellos tenían una habilidad impresionante”. Los tramos de la historia son muy difíciles de comparar, y más si se tienen en cuenta los avances que hubo en la tecnología futbolística y los cuidados a los que son sometidos los futbolistas profesionales de esta era.
Pero lo que queda claro es que el paso de los años, ni aún viajando en un túnel del tiempo, a Isabelino lo tiene sin cuidado.