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28 de julio 2013
FESTIVAL INTERNACIONAL DE NOVELA POLICIAL BAN!
El crimen real se mezcla con el crimen de ficción
Escribe: Pablo Pilanski
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Buenos Aires, ciudad cultural como pocas en el mundo y exponente en el rubro literatura, lanza el Festival Internacional de Novela Policial BAN! (Buenos Aires Negra). Además de promover la creación literaria, BAN! propone una reflexión sobre la criminalidad real y sus vínculos con la literaria y artística.
La edición 2013 se extenderá durante 9 días entre el 2 y el 10 de agosto de 2013, con el auspicio del Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), y la colaboración de las embajadas de España, Canadá, Francia y México.
Este año el festival homenajea a Las Aguas Fuertes del escritor Roberto Arlt, al cumplirse 80 años de su creación.
El festival cuenta con la participación de más de 100 invitados especiales de Argentina, España, Italia, Estados Unidos, Francia, México, Congo, China y Uruguay, así como periodistas locales. Uno que la está rompiendo y vende miles de libros en toda europa es Maurizio de Giovanni, un napolitano bastante “argentino” y fanático de Diego Maradona que visitará, junto a "Nuestro Barrio", el estadio de Argentinos Juniors apenas arribe al país.
Se llevará a cabo la 2° edición del BAN! (donde el crimen real se mezcla con el crimen de ficción) y participarán autores, dibujantes, periodistas y fotógrafos entre los que estarán el estadounidense Tony Beckwith; Pascal Dessaint, de Francia; XiaolongQiu, de China, y Juan Sasturain, Claudia Piñeiro, Josefina Licitra y Reynaldo Sietecase, entre otros argentinos.
“Es propósito estimular la producción literaria de calidad, aportar a una dinamización de la industria editorial, favorecer el comercio de las librerías y sumar personas a una actividad fundamental: leer”, cuentan los organizadores del festival en su página web buenosairenegra.com.
El Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), y el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Florida 943) serán las sedes. El Festival consistirá en charlas con los autores, pero también habrá concursos, ciclos de cine, recitales de música, y espectáculos para grandes y chicos que tendrán que ver con “el problema de la criminalidad en relación con el poder, la sociedad, la economía y la educación”.
Aunque se trata de un evento relacionado principalmente con la producción literaria del género policial, no se limita a ello sino que incluye la participación de artistas de diversas disciplinas (cine, teatro, pintura, cómic, fotografía, etc.), así como especialistas en temas educativos, legales y jurídicos, médicos forenses, criminólogos, sociólogos, policías y ex-delincuentes.
Para salir un poco del shopping, de las grandes marcas y el consumo masivo, un poco de literatura a ninguno nos viene mal. Porque la lectura, mientras entretiene, amplia los horizontes, ejercita la imaginación, ayuda a comprender la condición humana y enseña a trascender las apariencias que se construyen mediante los discursos no literarios.

Cómo conocí a Maurizio de Giovanni
Eran las 17.30 del típico invierno europeo de un enero. Las calles de Roma vivían ese frío intenso que empieza por helarte los huesos y ya comenzaba una larga noche hogareña. Éramos dos periodistas argentinos y nos tomábamos el metro especialmente recomendado por un amigo hasta la plaza “donde se solía transitar Luca Prodan cuando era chico”. Sin saber con qué nos íbamos a encontrar, caminamos por un espacio de adoquines con una fuente en el medio que resultó ser la plaza mencionada. Eso son para ellos las “piazzas”: una fuente y un espacio peatonal bastante amplio, con unas cadenas decorativas que lo separan del carril por donde circulan los autos.
Después de un rato de haber mirado un lugar común que no decía mucho, mi amigo vio un cartel que decía “librería en español”. Entramos, miramos los estantes principales, le preguntamos a la vendedora si tenía libros de argentinos, miramos la gran variedad que tenía, y yo me acerqué a la puerta, porque en el piso había una canasta con un cartel que decía “SALE” (o rebajas). Casi ninguno de los treinta que había me llamó la atención pero agarré dos. Uno de tapa celeste y gris, que se notaba era usado, y uno blanco con la imagen de un Comisario. Decidí llevar el segundo, porque transcurría en la Italia fascista de 1931 que vivía bajo el régimen de Mussolini y porque en la contratapa indicaba que ya iban por la quinta parte de la saga en su versión en italiano. “Un éxito total”, decía.
La historia trata sobre un Comisario, Ricciardi, que resolvía sus casos gracias a su don de percibir las últimas sensaciones de los cadáveres que habían sido víctimas de violencia, y a partir de allí tiraría de la soga para descubrir a los asesinos. Un personaje muy trabajador, apagado, que vivía con una abuela y sentía profundamente la soledad del invierno. Me atrapó la historia y me enamoré del personaje. Tanto que un día antes de volver a Buenos Aires compré el segundo y el recientemente estrenado tercer tomo.
Una vez en mi casa de La Paternal se me ocurrió buscarlo en Facebook, una red que bien utilizada puede dar grandes satisfacciones. Encontré primero al hijo y después al mismísimo autor. Le escribí al hijo y en su respuesta percibí mucha humildad y agradecimiento por las palabras. Fue entonces que me animé y le escribí a Maurizio, que tenía cara de buen tipo y de ser un gordito amable que escribe libros como un hobbie. Y así fue. Maurizio de Giovanni, el grandísimo escritor, conserva su trabajo en la Banca de Napoli para sentir su independencia de la escritura y poder hacerlo como un disfrute. Admirado por la crítica y el público italiano, actualmente es uno de los valores emergentes de la novela negra y ya lo comparan, por ejemplo, con Manuel Vázquez Montalbán.

Una vez que recibí su respuesta, a los 5 minutos, me sorprendí de dos cosas: de su calidez y atención a la hora de recibir a un lector completamente extraño y de su fanatismo por Maradona, ya que firmaba “Ora e sempre, Forza Diego” en una conversación que no lo tenía como eje. Empujado por la ambición, le propuse llevarlo a comer un asado, pensando que me iba a decir que estaría ocupado, pero me dijo que lo único que quería de Argentina era comer uno. Entonces, finalmente, lo invité a recorrer el estadio de Argentinos Juniors y el museo Archivo 10, como un tour maradoniano por la ciudad. Su respuesta (“Con immenzopiacere”) quizá se vea reflejada en la cara tenga al escribir mi próxima nota el mes que viene, quizás esté agradecido por haber conocido a un gran escritor, o quizá me ponga contento por tener un nuevo amigo italiano. Oportunidades que te da la literatura, con escritores que no se suben al caballo imaginario de la fama.