La Negra Sosa decía que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos… Y tenía razón, pero para ella y para el Carpo de la Paternal, el tiempo sigue pasando pero se van volviendo eternos. Y el tiempo cobra una forma muy relativa si recordamos que Pappo se fue de la tierra hace ocho años, pues vive en cada acorde y en cada corazón rockero del barrio de La Paternal.
Pappo, el guitarrista emblemático de la música nacional, que murió hace ocho años en un accidente de tránsito en la ruta 5, fue recordado por más de 300 motos que hicieron rugir sus caños de escape. El homenaje se desarrolló en el Club Luján, donde en total más de 70 bandas pasarán por el escenario montado en su sede, para homenajearlo y recordarlo.
En la Plaza de La Paternal donde está el monumento a Norberto Napolitano, como todos los años, seguidores de "El Carpo" se reunieron en la plaza para sacarse una foto, todo en un ambiente rockero donde no faltaron las motos, las chaquetas de cuero, los jeans gastados y la cerveza. Pasaron ocho años desde que Pappo “se fue de gira”, sin embargo el tiempo no se llevó la admiración de su público, hombres rockeros, bluseros. El cariño sigue intacto, y sus seguidores lo recordaron como si estuviera en la ruta. Pappo y todos ellos. Juntos a la par.
NO al paredón
Los fanáticos del Carpo (en su blog: http://laplazadepappo.blogspot.com.ar), ante la inminente construcción de un paredón en honor a Pappo en su plaza, aclaran que: “estos movimientos que ocurren hoy en nuestra plaza, movimientos que son un claro reflejo de lucha de poderes entre sectores diversos, y no realmente, una defensa del espacio público o un homenaje a Pappo. Por nuestra parte (la que nos corresponde como fans del Carpo y defensores de la cultura popular, sí, sí, popular) tampoco estamos de acuerdo con que se coloque ese "paredón" en la plaza, es innecesario, molesta visual y estéticamente a la plaza, y si tanto querían ese mural de Pappo, el espacio en el colegio Cabrini estaba cedido desde hace dos años. Lo publicamos en este blog el 7 de enero de 2011, pero allí comenzó otra historia. Nuestro grupo de gente amiga consiguió la pintura necesaria para el mural, los andamios para realizarla y los albañiles para alizar la pared; sólo restaba traer al artista desde Colombia (nos propusimos juntar el dinero para su traslado a la Argentina, pero dijeron que nos íbamos a quedar con la plata), que el espacio propuesto era muy pequeño para la obra (el paredón tiene 5 metros de alto por 6 de ancho y no se necesitaba ningún permiso para realizarlo, sólo el de sus dueños y ya estaba dado), así que, cansados, dejamos que "ellos" lo realizaran.
Volvemos al presente, donde los vecinos se autoconvocan para parar esa obra dentro de la plaza -les recordamos para algún olvidadizo, que en la plaza ya hay un homenaje a Pappo, está su monumento-.