El Regimiento Motorizado Buenos Aires fue creado por el General Perón, funcionaba en una antigua propiedad de Don Juan Manuel de Rosas, en Pichincha y Garay y fue disuelto en diciembre de 1955. Cuenta Raúl Moreno, nacido en Pigüé y radicado en Villa Gral. Mitre desde hace 40 años, por entonces joven conscripto, que el 16 de junio de 1955 estaban haciendo la cola para el almuerzo cuando las campanas empezaron a doblar frenéticamente, recibieron la orden de ponerse el uniforme de combate y subir a los camiones que arrancaron sin que nadie supiera hacia dónde o para qué. Llegaron a la Aduana por Alem y ya caían las primeras bombas, dice Raúl: -“Bajamos y nos arrastrábamos entre árbol y árbol. ¡Nos salvaron los palos borrachos de la plazoleta! Nos parábamos detrás de ellos y volvíamos y otra vez nos arrastrábamos. Silbaban los tiros, que también llegaban desde el Ministerio de Asuntos Técnicos que funcionaba en el edificio de 25 de Mayo y Rivadavia donde hoy está la SIDE”; a Raúl Moreno le asignaron la puerta principal de la Casa Rosada, luego un oficial le dio la orden de ir a la boca del subte A, de Hipólito Irigoyen y Balcarce, corrió hacia allí y en ese momento cayó en la persiana de una ventana del primer piso de la Casa Rosada una bomba que no explotó y empezó a rodar. Raúl Moreno corriendo saltó la bomba, gracias a eso llegó a la entrada del subte ileso, allí se reunió con otros compañeros, mojados, helados y sin comer permanecieron en el lugar, finalmente escucharon un tiro y les llegó la noticia que se había suicidado el Contraalmirante Benjamín Gargiulo.
El Sargento Ayudante (R) Rábanos, sólo 6 años mayor que los conscriptos a su cargo: “Sólo cumplimos con nuestro deber al defender al Gobierno Constitucional”.
Los ex conscriptos dicen: -“Perdimos a los compañeros Miguez y Shanagan, que ofrendaron sus vidas sin otro reconocimiento que una placa recordatoria, colocada en la base del mástil que estaba en el playón. Sólo duró tres meses, porque en el mes de septiembre la arrancaron, para no dejar testimonio de lo que pasó en junio, sin saber, que nunca podrán arrancar lo grabado en nuestras memorias.