26 de diciembre 2023
RINCÓN DE LOS RECUERDOS
"El almanaque nos marca que es diciembre"
Escribe: Angel Kandel

 

 

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Fue en al año 1927 cuando la pluma de Francisco García Giménez trazó las palabras que dieron letra al tango "Lunes", a quien le pusiese música José Luis Padula.
En uno de sus versos, García Giménez, escribió "El almanaque nos marca que es lunes..." y nosotros, impertérritos plagistas, lo parafraseamos diciendo "EL ALMANAQUE NOS MARCA QUE ES DICIEMBRE".
Diciembre para nosotros, los "Pibes de Antaño", significaba la "Libertad". Si, la libertad pues en aquellos tiempos el día 30 de noviembre era el día de la terminación de clases y todos quedábamos en libertad de acción, esa libertad de acción que nos permitía, a toda hora, jugar un "picado" o a las bolitas, hacer realidad a "Cachurra montó a la burra", al "Rango y Mida", al "Tiki Mony" o a cazar mariposas, pobrecitas ellas, que eran víctimas de los ramazos con que esperábamos a las lecheras y limoneros, a la galera, galerita o galerón.
"¿Y si vamos hasta la Avenida?" y allí íbamos en racimo infantil y nos parábamos frente a las vidrieras de "El Puente" para ver la flamante número 5 con tiento y las camisetas de los distintos clubes, o en las librerías-jugueterías "Casa Gómez" o "El Subterráneo" que amén de compases y cuadernos exhibían juguetes.
"¿Y si vamos a la cancha?" y allí íbamos pero como ya había terminado el campeonato no estaban entrenándose los jugadores por lo que jugábamos nosotros bajo la tribuna, ese era nuestro Estadio.
Pero diciembre avanzaba inexorablemente, como lo hace el irrefrenable tiempo, y era el momento en que nuestras visitas al kiosko-librería y "ramos generales" "El Petiso" no sólo eran para comprar "la Pulpo con la que jugarán", como reza la canción, sino que peregrinábamos hasta ese santuario para comprar desde las inocentes "estrellitas" hasta los sonoros rompeportones, cohetes, cohetes chinos, los de la larga mecha, las cañitas voladoras que emulaban humildemente a los fuegos artificiales, esos fuegos que sólo conocíamos en las películas norteamericanas que veíamos en el Sena o el Taricco, en el Oeste o el Río de la Plata, en el Pellegrini o en Yapeyú, esos queridos cines del barrio donde colgábamos el cartel de "No hay más localidades para tejer fantasías".
Cuanto más avanzaba el almanaque más sonoro era Diciembre.
Cada explosión era una sonrisa, cada "luz" era nuestro despertar.
Entrecierro los ojos y escucho esa melodía, ese coro de sonidos iluminados que acompaña a mis palabras, a mis deseos de siempre y por siempre de.
¡Felices Fiestas...!
Que el inminente Nuevo Año llegue pletórico de Salud, Paz y Amor.
¡Por un mundo mejor!