El sol no entiende nada, deja flamearse y marearse entre este mar de almas. Se mueve para acá se mueve para allá, está es la banda más loca que hay. Renunció el dueño de la fábrica de sueños. Ya está, no hay más. Vuelvo. Tengo doce años, estoy en el microcine de la Quinta presidencial de Olivos abrazándome con un tal Raúl Ricardo Alfonsín al lado de mi viejo. Final de 1986. Historia. Como ayer, como hoy. Manual del sufrimiento. 2 a 0 con Alemania, 2 a 2, corrida del Burru, orgasmo y D10s. Treinta y seis años después. Pasaron Maradona con ojos hinchados en Italia, el Diego de la mano de la enfermera en USA, el Burrito, Bielsa, Román, Crespito, Aimar, Pekerman, Maxi Rodríguez, el Bati, el Piojo, Sabella, el Maracaná, decime qué se siente ser argentino hasta la yugular. Quisiera ver al Diego para siempre… pero Rosario siempre estuvo cerca. Mundial de Qatar, llega La Scaloneta con todo el periodismo a favor, ay que miedo me da eso por Dios! Debut y derrota. Y después, que arranque la miniserie protagonizada por Lionel con las participaciones estelares de Angelito Di María, Dibu Martínez, Julián Alvarez, Enzo Fernández, Mac Allister y más. La marsellesa apenas se escucha en la final del mundo, el morochito Mbappé la veía pasar, nos paseábamos por Doha hasta que el tango, pasión, sufrir y amor, nos hizo volver a cantar. 2 a 2, alargue cardíaco. Derecha de Messías para sentenciar la justicia, pero no. Pero no! La re putísima madre que los parió! Y despacito comenzó a sonar: Muchachooooooossss ahora nos volvimo a ilusionar, quiero ganar la terceraaaaaaaa, quiero ser campeón mundiaaaaallll. Penales otra vez. La soltó el 10, se estiró el Dibu y ¿sabés qué? ¿Sabés qué? Mañana no será lunes, se hizo justicia en el fútbol una vez, todo esto es tuyo, gracias eternas, inmenso y único Lionel.