El 10 de diciembre se celebra en el mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos. En la Argentina, además, este día ha sido designado como el Día de la Democracia, desde que en 1983 asumió un gobierno tras elecciones libres y sin proscripción, luego de un extenso período dictatorial.
El mero ejercicio de la democracia ha llevado a que ciertos postulados se presten a la confusión casual o intencionada.
La definición de democracia aceptada en todo el mundo surge de la clásica definición que planteó Aristóteles sobre las formas de gobierno según tres tipos básicos: la Monarquía (que significa el gobierno de uno), la Aristocracia (el gobierno de unos pocos) y la Democracia (el gobierno de muchos o de todos). No es la intención aquí replantear cuál podría ser la manera de gobernar predilecta. Esta cuestión está claramente saldada desde hace tiempo. Pero, resultaría enriquecedor plantear algunas cuestiones sobre la Democracia.
En aquellas enciclopedias que se consideren académicamente buenas podemos encontrar definiciones sobre democracia como un “…régimen político en el que el pueblo ejerce la soberanía (es el poder sublime). Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno…”. Por todo lo que venimos diciendo se decanta como eje central en la Democracia al Pueblo. En este aspecto se prestan ciertas confusiones.
Solemos adoptar como ejercicio democrático aquel deber civil en que el pueblo es llamado a votar cada cuatro años; olvidando y deslindando lo más elemental y fundante de la democracia. Que no se define con el verbo delegar sino con el de participar. El pueblo ejerce la soberanía decía la definición escrita más arriba, no delega solamente el poder sino que además controla el uso del mismo.
Por último, y detrás de los debates teórico-ideológico sobre la Democracia no debemos perder de vista aquello que una vez dijo el líder sudafricano Nelson Mandela de visita en la Argentina como invitado de la cumbre del Mercosur realizada en Ushuaia en 1998:
“…Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento...”