5 de noviembre 2023
ANIVERSARIO DEL BARRIO
Los 115 años de Villa Gral. Mitre y el origen de sus tierras
Escribe: Pedro Santis

 

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Villa General Mitre cumplió 115 años de edad. Sí, 115. Y pensar que de joven, este pintoresco condado apenas supo esgrimir un remanso de tierras vírgenes y tranquilas. Hoy, de grande, nos embelese como un viejo sabio, enseñándonos, sin atajos, la belleza inusual de sus cosechas más pujantes: Café La Humedad, el Mural de los 100 años, las iglesias Ntra. Sra. de la Consolata y De la Santísima Cruz, el Instituto Oftalmológico Nacional Dr. Pedro Lagleyze, el monolito a Pappo, Club Ciencia y Labor y Villa Mitre, la torta de ricota de Gino y estadio Diego Armando Maradona (el más pintoresco de Buenos Aires)... Llegar a las “115 primaveras” conservando este espíritu afable no es puro cuento, más bien… el espíritu des-comunal de su gente.


VILLA GRAL. MITRE por Arnaldo J. Cunietti-Ferrando

El barrio de Villa Mitre nació el 6 de noviembre de 1908, como homenaje al ex presidente Bartolomé Mitre fallecido dos años antes. Originariamente la zona se llamaba Villa Santa Rita, nombre que apareció oficialmente en un loteo de 1887 de las tierras de doña Juana Ramos de Garmendia, pero en los años siguientes muchos estaban disconformes con esta denominación, especialmente los miembros de la Comisión de Fomento de las Villas Santa Rita y Sauze.

Encabezados por el comisario de policía don Juan Fernández, iniciaron gestiones ante la Municipalidad para cambiar el nombre del floreciente poblado. El pedido de los vecinos fue aprobado y dio origen a la sanción de la Ordenanza Municipal del 15 de septiembre de 1908, que rebautizó esta zona como Villa General Mitre.

Desde 1908 hasta 1968, o sea durante un lapso de 60 años, el barrio de Villa General Mitre era, por lo tanto, mucho más extenso que el actual, hasta que el 11 de junio de 1968 por Ordenanza 23.698 se segregaron parte de sus tierras para formar otro barrio porteño, restituyendo a esta fracción su antiguo nombre de Villa Santa Rita.

Así, el barrio de Villa General Mitre, quedó limitado por las calles Condarco, Alvarez Jonte, Av. San Martín, Av. Juan B. Justo, Av. Donato Alvarez y la avenida Gaona, hasta volver nuevamente a encontrarse con Condarco. Estos son sus últimos límites fijados por la ley 2329 del 10 de mayo de 2007, que repetía los mismos de la anterior ordenanza Nº 26.607 de 1972.

La avenida Alvarez Jonte era el límite tradicional de las chacras del oeste que nacen en el Riachuelo y separaba estas tierras de los terrenos de la Compañía de Jesús. Terminaba en Warnes, llamado antes Camino de Moreno que conducía directamente al casco de la Chacarita. La Avenida San Martín, era el antiguo Camino a San Martín, mientras el viejo nombre de Donato Alvarez, era Bella Vista.

La Avenida Gaona, es la única que conserva su nombre original desde principios del siglo XIX. En épocas anteriores se llamaba Camino al Monte Castro, por conducir directamente a este paraje y al llegar a la actual estación Ciudadela desembocaba en la primera posta de caballos del oeste, llamada de Aguilera, por el apellido del chileno que la explotaba. Tomó el nombre de Gaona, por iniciarse su trayecto en la extensa chacra de don Pablo Ruiz de Gaona, cuyas tierras forman hoy el Parque Centenario.

Villa Mitre está cortada en dos por la Avenida Juan B. Justo, que no es otra cosa que el antiguo arroyo Maldonado que corre entubado debajo de su pavimento y que tiene una interesante historia.

El barrio surgió por el loteo de cuatro antiguas chacras, dedicadas en parte a la agricultura, especialmente a la producción de alfalfa para alimento de los bueyes y parte a hornos de ladrillos y tejas. Una gran fracción que se iniciaba en el arroyo Maldonado, actual Juan B. Justo, limitada hacia el oeste por la calle Boyacá (que incluye la denominada vulgarmente placita de Pappo, cuyo nombre oficial es Roque Sáenz Peña), por el este Trelles, mientras su fondo culmina en la calle Jonte, perteneció a la extensa chacra de la familia de Pesoa. Antes de esta familia formaba parte de la Chacarita de Belén, que trabajaban los jesuitas con sus negros esclavos, hasta su expulsión en 1767.

Fue entonces cuando esta gran propiedad que se iniciaba desde las barrancas cercanas al actual cementerio de Flores con un frente de 700 varas y finalizaba en la calle Jonte, fue arrendada a diversos labradores, que sembraban en su gran mayoría trigo y cebada, aunque no faltaban los numerosos montes de durazneros salvajes, que se cortaban dos veces al año y se vendían como leña.