Hablar de la familia Batista es sinónimo de Argentinos Juniors. Cuatro de sus integrantes fueron formados en nuestro semillero y jugaron en primera. Sin embargo, el de Norberto es un caso singular. Llegó al club en la adolescencia y actualmente, con sus jóvenes 62 años de edad, trabaja en la coordinación de las categorías juveniles.
El “chino” se incorporó como jugador en la séptima división de la mano de Carlos Balcaza. Formó parte de un recordado equipo de la cuarta especial en donde fue campeón y compartió plantel con figuras como su hermano Sergio y Claudio Borghi. El 31 de mayo de 1981 debutó en primera en un partido ante River de la mano del “Beto” Tardivo. Después, sumó minutos en un partido ante Unión San Vicente por el Nacional. Al poco tiempo, estuvo a préstamo en Nueva Chicago y Estudiantes de Río Cuarto. Sin embargo, luego optó por un retiro temprano.
Recién a mediados de los 90 volvió a vincularse con el deporte. Tras una primera experiencia como entrenador en fútbol juvenil en la novena división de Huracán, pronto regresó al club. En 1997 estuvo a cargo de las tres categorías infantiles en Argentinos: 1983, 1984 y 1985. Alrededor de 14 futbolistas que estuvieron en esos equipos llegaron a debutar en primera (incluyéndose figuras de la talla de Pisculichi, Ortigoza, Caruzzo o Pareja, entre otros). En 1998 pasó a dirigir la novena y ahí inició un periplo que lo condujo por todas las categorías juveniles hasta llegar a la reserva en el 2000. Al año siguiente, se convierte en asistente de su hermano Sergio en la primera (y también en el único en haber dirigido absolutamente todas las categorías del club). Permanecieron en el cargo hasta 2002 y regresaron en 2004, consiguiendo allí el ascenso a primera.
Tras sendos pasos por Chicago y San Lorenzo, fue contactado por otro hijo pródigo como Claudio Borghi. Al poco tiempo, el “Chino” se convirtió en su ayudante de campo en el que recuerda como un grupo humano extraordinario. Dentro de un plantel con muchos destacados, Batista rescata tres casos particulares. Por un lado, Federico Domínguez (auténtico referente por su amplia experiencia). Por otra parte, a Germán Basualdo (el más divertido del equipo). Finalmente, considera que la principal revelación de aquel plantel fue Santiago Gentiletti, a quien había fichado para el club años atrás y que le regaló la camiseta que usó en el inolvidable triunfo 2-1 sobre Huracán el 16 de mayo de 2010. Además, se llena de orgullo al recordar que en los cinco campeonatos obtenidos por el club hubo algún integrante de la familia Batista involucrado.
Nueve años después de ese título, volvió definitivamente a su lugar en el mundo. Al principio se hizo cargo del área de captación. Al año siguiente, se convirtió en el coordinador de fútbol juvenil. Admite que disfruta mucho de su actual función en la que se encarga de inculcar en nuestros pibes la histórica línea de trabajo, conducta y juego de Argentinos en la que primero está la educación, luego la persona y finalmente el futbolista. Sin lugar a dudas, sabiendo lo que la familia Batista representa para el club (y viceversa), tenemos la tranquilidad de que el Semillero del Mundo está en buenas manos. A modo de cierre, no sólo se encarga de destacar la labor de la actual comisión directiva y su apuesta fuerte por el desarrollo del CEFFA. También recuerda que desde su asunción en 2020 se han promovido más de 30 jugadores a la máxima categoría debido a lo mucho que se apoya la actual conducción del club en las infantiles y juveniles. La clave pasa por la conformación de buenos grupos humanos en los que prima el sentido de pertenencia que tanto enorgullece a la gran familia de Argentinos Juniors y que los Batista tan bien representan.