La huerta comunitaria ubicada en el boulevard de la avenida Del Campo y Garmendia, en el barrio de La Paternal, fue construida por los vecinos y vecinas que conforman el colectivo No a las Torres en La Isla de La Paternal en marzo de este año, pero a los pocos días el Gobierno de la Ciudad la desmanteló. Es por eso que el sábado 30 de octubre la volvieron a reconstruir, en un día hermoso de mucha alegría.

Macarena Simón, miembro del colectivo barrial, contó a Nuestro Barrio que “Volvimos a hacer la huerta comunitaria que el Gobierno de la Ciudad nos desarmó hace unos meses, esta vez fue aprobada por el presidente de la Junta Comunal 15, Martín Garcilazo. Continuamos en el camino de la soberanía alimentaria y el cuidado del ambiente. Todes se pueden sumar a la huerta!”

El sábado 13 de marzo el colectivo de vecinos de No a las Torres en La Isla de La Paternal junto al comunero del Frente de Todos Leonardo Lucchese y Pablo Pulido del Renacer de la Laguna habían inaugurado esta huerta comunitaria, pero a los tres días una cuadrilla del Gobierno de la Ciudad la desmanteló.

“Nos habíamos organizado con les vecines para ir todos los días a regar la huerta y ayer, cuando le tocaba a un grupo de vecinas, se encontraron con que ya no estaba. Una vecina contó que vio como el Gobierno de la Ciudad levantó la huerta, arrasaron con la huerta por orden del Ministerio de Espacio Público. Esto deja en claro el poco interés que tiene el Gobierno de Larreta con los vecinos, con la soberanía alimentaria y demás porque una huerta no molesta a nadie”, explicó en ese momento Macarena.

“Una huerta urbana agroecológica es una herramienta que no sólo produce alimentos sino que capta residuos o pasivos ambientales como las cubiertas o tachos de pintura que se usan de maceteros, y que también aprovecha el residuo orgánico que el común de la gente desecha en la basura, como la yerba, el café, las cáscaras de frutas y verduras, que son transformados en insumo para el sustrato de las huertas. No se trata solamente de la producción de alimentos sino que también tienen una función ambiental, de reconversión de residuos en insumos y como un disparador ambiental positivo de incremento de la biodiversidad en la Ciudad”, expresan les vecines del colectivo No a Las Torres.
“Al Gobierno de la Ciudad no le interesan los espacios verdes. Necesitamos políticas públicas que avancen en la justicia ambiental y que recojan la lucha histórica de un movimiento amplio y comprometido con la agroecología, el cuidado del ambiente y la educación ambiental”, continúan les vecines.