Si el miércoles 25 de noviembre de 2020 amaneció nublado pronto, muy pronto desapareció el Sol, se apagaron esos soles que brillaban como tus goles.
¡Murió Maradona! eran los títulos catástrofe de los medios.
¡Murió Diego! lloraban los amantes del buen fútbol.
¡Murio Pelusa! lloraban los paternalenses que te hicieron uno más de los suyos desde cuando todavía niño viniste al club de nuestro sueños, la Asociación Atlética Argentinos Juniors con la que te emparentaste, afianzaste y consolidaste como crack, su máximo crack, con todo el respeto que nos merecen todos los queridos cracks que año tras año va cosechando este verdadero "Semillero del Mundo", este Primer Exportador de Futbolistas.
Nadie lo quiso creer, nadie lo quiere creer.
El fútbol quedó rengo..., se quedó sin ¡El Poeta de la Zurda!
Ya no veo nítidamente la pantalla de la computadora, ya escribo a ciegas, ya tecleo el título que es
EL POETA DE LA ZURDA
Llegaste de Villa Fiorito,
Argentinos te abrió el "Semillero",
fuiste desde "alcanza-pelotas"
a su ídolo más certero.
En "los Cebollitas" asombrabas
con tu dominio de pelota,
llegaste a "Primera" pronto
trocando en triunfos a las derrotas.
Tus gambetas, túneles, quiebres,
desestabilizaban a rivales,
que no eran enemigos,
sólo adversarios circunstanciales.
Lo tuyo era "jugar" al fútbol,
algo alegre, divertido,
ese algo que hace que la vida
tenga para todos, sentido.
Siempre tu conducta fue limpia
como tu juego, transparente,
tu habilidad hacía obvio
que no lo hicieras diferente.
Emigraste a otras casacas
luciéndote en el mundo entero,
con tus dotes te ganaste
el cariño más sincero.
Hoy el mundo está de luto,
el clarín llama a retreta,
dicen que dejó de latir
la Zurda del Diego Poeta.
Si, Poeta es lo que fuiste
con tu fútbol hecho gambetas,
bordaste jugadas, dibujaste goles
haciendo revolcar a guardametas.
Hoy somos muchos los que lloramos
el saber que ya no laten
ni tu Corazón ni tu Zurda
y nuestra memoria va a su rescate.
¡Buen viaje, querido Pelusa!,
¡hasta siempre, amado Diego!,
el fútbol sin vos en la cancha
quedó mudo, sordo y ciego.
Una vez "te cortaron las piernas",
otra fue "la Mano de Dios",
hoy me pesa mucho la pluma
que se niega a decirte ¡Adiós!