"Vea, vea, vea, que arquero de maravilla, ataja los penales, sentado en una silla".
Ese era el cántico que bajaba de la tribuna cuando de alentar al arquero era nuestro fin.
Y así, los hinchas del "Bicho", íbamos alentando a nuestros jugadores que vestían una camiseta amarilla pero en ese entonce no llevaban ni número, ni nombre ni propagandas. "Fasciolaaaa, Fasciolaaaa, la vaca voladora!!!", era nuestro cantar cuando nuestro corpulento pero eficaz arquero cuidaba los tres palos de Argentinos Juniors, a pesar que él no era del barrio.
Del barrio fue su sucesor, Madeira, era más de los nuestros dado que podíamos cruzarlo en cualquier esquina. Era época que muchos de los jugadores de nuestro primer equipo eran vecinos que jugaban en las divisiones inferiores hasta alcanzar la titularidad. Uno de los máximos ídolos fue Oscar Distefano, "Osquita", que vivía en San Blas, frente a la cancha.
"Nicha" Sainz, también vecino que luego fue cedido a River Plate y llegó a vestir la casaca del seleccionado argentino. “Nicha” nunca se alejó del barrio ni del club, tanto es así que a su retiro lo veíamos todas las tardes en "Sporting" de Rodolfo Fernández.
Hay muchos más pero hay quien sobresale por lo querido y querible que es para todos los simpatizantes, tanto por su eficacia cuidando la valla de nuestro club como por su don de gente, su conducta deportiva y su entrega a sus seguidores.
Es nada más ni nada menos que Antonino Rodolfo Spilinga, el "Nino" que todos los que peinamos canas recordamos por su entrega.
Nació en las inferiores y fue escalando posiciones. Integraba una división muy buena con compañeros de alta jerarquía pero todos sabían que podían confiar ante cualquier intento del adversario pues allí estaba ese alto, flaco y "flexible" arquero que era "una maravilla".
En 1960 llegó a cuidar la valla del Seleccionado Juvenil que salió Campeón y a su regreso fue cedido a Boca Juniors en el último día del cierre de pases.
A pesar de su alejamiento su vecindad hizo que siguiese transitando con su paso cansino y saludando a todos los que lo conocíamos desde su infancia, con la humildad de siempre a pesar de su renombre.
Luego de Boca defendió los palos de Racing Club, siendo parte del equipo que en 1967 logró la hazaña del primer título intercontinental con aquel recordado golazo del "Chango" Cárdenas en Montevideo. "Nino" era el reemplazante de Cejas.
Rosario Central, All Boys también supieron de sus atajadas que ahogaban el grito de gol de los contrincantes. Paseó por otras latitudes pero nunca olvidó su cuna y siguió, a su retiro, formando arqueros en su querido Argentinos Juniors.
Hoy lo tenemos vigente, hoy lo tenemos atendiendo nuestros llamados y respondiendo con su amistad como antes lo hizo con su profesionalidad. Hoy le seguimos contando que puede contar con nosotros y cantando:
"Vea, vea, vea, Nino es de maravilla, ataja los penales, sentado en una silla".