Si, "mi" palabra porque "nuestro" vocabulario era otro, distinto, y teníamos nuestra terminología que nos comunicaba.
Si hoy digo "la cachuza", quien sabrá que menciono a la bolita más vieja pero de más fácil agarre con la que nos floreábamos cuando jugábamos en esa canchita de tierra que rodeaba los árboles y donde, previo apisonamiento, estratégicamente cavábamos un hoyo que era la meta donde introducir nuestra "cachuza", aunque previamente debiésemos pegarle a las de nuestros contrincantes que estaban mejor posicionados.
Y cuando digo hoyo recuerdo que teníamos que "cantar" el "hoyo-ante-quema".
Y si de cantar se trata también lo hacíamos cuando gritábamos "pelito para la vieja" que significaba que lo pactado no se podía volver atrás, por ejemplo el canje de una figurita difícil,
"Figurita díficil", y vaya que lo eran. Comprábamos las figuritas, recuerdo las "Starosta", las"Gran Película" y empezábamos a pegarlas en el álbum. El que completaba el álbum sería recompensado con un proyector de películas de 8 mm. marca "Cine Graf" y el que completase una página de las tantas que conformaban el álbum, con un regalo menor.
Y recuerdo las "Gran Película" porque para completar todo el álbum me faltaron siete figuritas y en una página sólo una, la de Manuel Giudice, el N° 5 de River, el "centrojás", pero no pude conseguirla ni en la escuela, ni en el Club, ni paseándome por las distintas esquinas del barrio, pero si lo tuve frente a mi, de carne y hueso, cuando fue el entrenador de Argentinos Juniors.
Palabras, esas muchas palabras que nos unían y que eran nuestro idioma relacional con Manzanita y Bananita, con Kuki, Tito y Pablo, con el Gordo y el Flaco, Cinconovias y El Loquito… y con el resto de la barra de la esquina con la que formamos Sportivo Terrero, luego devenido en Juventud Unida de La Paternal.
Es que nacimos antes que la televisión y la penicilina, los lentes de contacto y la pastilla anticonceptiva, antes del aire acondicionado y antes que el hombre llegase a la Luna.
No existía la medicina prepaga ni los marcapasos, el "tiempo compartido" era el que estábamos con amigos o novias, viajábamos en tranvía y la hierba era pasto y el raviol una pasta dominguera. No existían las hamburguesas ni el café instantáneo, íbamos a la fonda de la vuelta donde el gallego nos hacía un bife vuelta y vuelta y… ¡"chau Picho"!
Lo único "cachuzo" que queda somos nosotros pero recordando que cuando íbamos a la cancha con tribunas de madera no veíamos a Diego Armando Maradona, veíamos y cantábamos "¡vea, vea, vea, Parachú como balea...!!!
Ah..., y si de cantar hablamos, los domingos al mediodía escuchábamos por Radio Belgrano a Nicola Paone, llegado de Italia, quien nos alegraba con su "Ué paesano..., ¿dónde está?, con su "¡Signorina Maestra, ¿qué tiene usté ahí? o con "La cafetera, de la de vicina, que fá bu-blu".
Los voy dejando para "correr hasta mi casa cuando salía del colegio al mediodía" y ponerme a escuchar los radioteatros de Héctor Bates, por Radio del Pueblo, ¿cómo olvidar a "Rebeca, una mujer inolvidable" o "Ninoshka, la bailarina del Zar" o los domingos antes de los partidos "Gran Pensión El Campeonato" con Pepín de Boca Juniors y el Millonario de River Plate o los jueves por la noche cantar al arquero de Boca Julio Elías Musimesi, "El Guardavallas-Cantor", o a Gilberto Pascasio Sola, el número 6 de River, porque si había de uno hubo que buscar del otro.
Chau, chau, antes de que como dice el tango, "se me piante un lagrimón".