Visitas:
30 de Octubre 2019
OPINIÓN, CRÍTICA Y UN TOQUE DE HUMOR
Tribus Urbanas: De pudores y otros males
Escribe: Jesica Bond
Copyright © 2013 nuestrobarrioweb.com.ar - Medio Digital Comuna 11 y 15 – Todos los Derechos Reservados

Tantas personas, y personajes, nos rodean que casi es tarea imposible recordar las caras y gestos que nos cruzan día tras día. Imagino todo ese rico bagaje de múltiple diversidad que nos caracteriza a cada uno. Me propuse, no solo por curiosidad, sacar de lo cotidiano todas aquellas personas que cumplen un rol en la sociedad. Todos cumplimos uno, pero pocos nos percatamos de ello.
He aquí, una serie de individuos, que a mi parecer y sin tener la intención de molestar a nadie, observándolos un poco más cuidadosamente encarnan un papel asombroso entre nosotros. Sumergidos en su mundo, creen no ser vistos y pasados desapercibidos, yo dejé de mirar para pasar a observar.
Diviértanse con ellos y con ustedes…que también forman parte de “Tribus Urbanas”.
¡Bienvenidos a lo cotidiano!


De pudores y otros males

Podemos entrar en discusión intentando diferenciar la vergüenza de la timidez. Pero si hay algo claro y en lo que todos coincidimos, es que la vergüenza aparece cuando nadie la llama, y en muchos casos, en el peor momento. Aquí, una pasada en limpio de los peores momentos del ser humano. Porque la estupidez humana es infinita…

1) El top ten inicia con uno de los peores momentos: caerse en público. Caminar con la frente alta mirando al horizonte con aires de superado y de golpe desaparecer y aterrizar de mentón en la vereda, a la vista de todos. Y peor aún: que alguien se acerque para preguntarte cómo estás mientras levantas tu poca dignidad embarrada en el suelo.
2) Creer que vamos a decir un comentario para la carcajada y al momento de parirlo, nadie se ríe ni nadie te mira. Quedás como un idiota riéndote de tu propio “chiste”.
3) Pasar al frente del pizarrón y dar doscientas vueltas antes de resolver la ecuación matemática. No tenés idea de cómo hacer y para colmo el aula está en completo silencio mirándote.
4) Subirte al ascensor y descubrir que “alguien” arrojó una flatulencia despiadada pero como fuiste el último en subir, todos te miran a vos con asco. Si te quedás sos un sucio, y si te bajas unos pisos antes, es que fuiste vos. Fija.
5) Ir a comprar con la tarjeta de crédito y que te falle la compra. O el posnet (ese aparatito malicioso para pasar las tarjetas) no anda o bien te falta crédito. En realidad te olvidaste de pagar la factura y ahora quedás como un idiota frente a la cajera y a toda la fila de clientes que te miran con vergüenza ajena.
6) Ir de compras con tu mamá y que grite por todo el local tu nombre agitando cual bandera nacional, una calzoncillo tamaño carpa floreado. “Es de tu talle, Miguel. Es justo para vos, hijo”.
7) Ir caminando y que de golpe se te caiga la cartera y desparrames todo tu botiquín en la calle. Lo peor es que siempre alguien acude a tu ayuda y levanta justo los preservativos, la pastillas anticonceptivas, un paquete de galletitas a medio comer y una bombacha. ¿Suena exagerado? Más del 45% de las porteñas lleva un calzón en la cartera.
8) Mandar un mensaje desubicado y que por equivocación llegue a manos del insultado. ¿Cómo explicar luego tal atrocidad? El daño es irreversible.
9) Estar en un baño público y sin que toquen la puerta interrumpirte a discreción en tu mejor momento. “¿No ves que está ocupado?” Y te quedan mirando unos segundo más hasta pedirte perdón. ¡Y para colmo se enojan!
10) Viajar en colectivo y que el chofer frene de golpe haciéndote quedar como una ridícula recién aterrizada en la falda de algún pobre viejito. Y que luego te diga: “¡Tené cuidado, nena!”
Momentos ridículos hay miles, pero sólo unos pocos no hacen quedar mal a todos. ¿Recuerdan alguna otra situación tan bizarra?