24 de septiembre 2025
SECUESTRADO EN EL HOSPITAL LAGLEYZE
Se homenajeó a "Pipo" La Bruna a 48 años de su desaparición
Escribe: Dafne Strobino Niedermaier
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A 48 años de la desaparición del militante popular José “Pipo” La Bruna, familiares, amigos, compañeros de Pipo, vecinas y vecinos del barrio, realizaron un homenaje en la vereda del hospital oftalmológico Pedro Lagleyze, ubicado en Juan B. Justo 4151, donde trabajaba y en 2018 se colocó una baldosa por la memoria.
José “Pipo” La Bruna fue secuestrado de la oficina de Personal del Hospital el 15 de agosto de 1977. Nació el 2 de febrero de 1954. Estaba casado, tenía un hijo de meses y otra hija por venir, era estudiante de medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Trabajaba en el Hospital Ramón Carrillo de Ciudadela y en el Instituto de Oftalmología Pedro Lagleyze como empleado administrativo. Al momento de su desaparición tenía 23 años.
Lidia fue compañera de Pipo en el Hospital, contó cuando se colocó la baldosa que “ese 15 de agosto de 1977 estaba con él en la oficina de Personal cuando vino una patota a buscarlo. Desde ese momento siempre sentí la responsabilidad de contar lo que había pasado”. Relató que “Pipo era muy responsable, me lo hacía de más edad, tenía sólo 23 años, ya estaba casado, tenía a Jerónimo de meses y una nena por venir. Se enojaba mucho con todas las injusticias que sucedían en el Hospital, tenía una actitud muy generosa, le importaban los demás”.
“Esta baldosa cuenta a todos lo que pasó ese día, a los trabajadores de hoy, a los futuros trabajadores que se incorporen al Hospital, a los pacientes y a todos los vecinos que pasan por esta vereda. La baldosa es un acto de memoria y de justicia que se renueva cada día”, opinó Lidia.
Cambá, un amigo, se refirió a la relación que tenía con Pipo “lo conocí cuando ambos teníamos 16 años, Pipo militó y vivió en Tres de Febrero, junto con otros compañeros intentaron cambiar el mundo y por eso lo desaparecieron. Pipo quedó en la historia para siempre, no lo pudieron borrar, seguramente lo mataron”.
Javier Velázquez, otro de los amigos, dijo que “lo conocí en 1973, empezamos a trabajar para ganar la lista del sindicato en el Hospital y ganamos la elección de ATE. Era muy luchador y muy querido por todos en el Hospital”.
“Pipo merece estar presente, es importante que lo veamos como un militante político que se jugó siempre la vida, que ayudó a muchos y que no pasó por esta vida sin dejar señal, dejó a sus hijos, pero además dejó un trabajo político que nos acompaña siempre y que ojalá podamos imitar”, cerró Javier.