Y con él, si bien el 21 llega la Primavera con su encanto, su romanticismo y sus flores, ya el 11 llegó el Día, ese uno de Todos los Días del Maestro, ese ser que con su amor, su entrega, su contención nos recibió y acogió bajo sus "alas" en nuestra ya lejana infancia.
Los que ya peinamos canas (o damos brillo a las calvas), era nuestra incursión directa al Primero Inferior dado que no era nada común el Jardín de Infantes y nuestro debut estudiantil, con Maestra incluida, era de golpe pues de golpe dejábamos nuestros hogares vestidos en nuestros guardapolvos blancos y nuestros padres nos despedían en la puerta de la Escuela donde se producía esa transformación de que también era, iba a ser, nuestro "segundo Hogar", y vaya si lo era. Muchos son los años transcurridos, muchas décadas, muchos lustros a ese ser y hacer de los Docentes que nos formaron y transformaron en personas de bien.
Oportunamente dijimos que "recordar" deriva del latín "recordis" que significa "volver a pasar por el corazón" y que otra cosa que así sentir por esos queridos seres que, en mi caso, me acogieron en la Escuela número 6 del Consejo Escolar XIII, sin nombre, simplemente "la Escuelita de Jonte" sita en Alvarez Jonte 1964 de La Paternal, hoy Escuela número 16 del Consejo Escolar XXIII "Fray Justo Santa María de Oro".
En esa "Escuelita" y en sus Maestros que enumero pues los recuerdo muy amorosamente, vaya el homenaje, el recuerdo por esos seres tan especiales. Por ello "revivo" a la Señorita Sara de Primero Inferior, a la Señora de Capece de Primero Superior, a la Señora de Yakin Adaro de Segundo Grado, a la Señorita María Angélica Farizano y Señora de Martín Calvo de tercer Grado, a los Señores Augusto César Pastore y Señor Monti de cuarto Grado, a Pedro César Guillaume Dozo y Señor Martignoni de quinto grado, al Doctor Jaime Niemetz y Señor Luoni de sexto Grado, al Director Alejandro Moreno, a la Secretaria Señorita Cordero y a su hermana la Profesora de Música, al "Colorado" de Dibujo, perdón por la osadía, y como no recordar con ellos a esos dos Maestros del Afecto y la Sonrisa con que nos recibían cada mañana, los señores Porteros Don Luis y Don Juan.
A todos ellos nuestro recuerdo y agradecimiento, siempre seguirán en mi.