La ceremonia u ofrenda a la Pachamama se festeja tanto en las comunidades andinas campesinas como en los centros urbanos, con sus variantes según el lugar. Lo que tienen en común las celebraciones es el carácter de agradecimiento a la Pachamama por todas las cosas buenas que ha otorgado, sobre todo por sus frutos. Tiene que er conuna idea de reciprocidad, si ella nos brinda, se le devuelve alimentándola. El mes de la Pachamama se inicia el 1 de agosto y se extiende las celebraciones, a veces, hasta el 31 de agosto. Este es un tiempo de renovación, de comenzar nuevamente. El mundo andino se mueve por ciclos. En esta época la tierra se vuelve fértil, lista para ser sembrada. Esto remite al principio de la dualidad, donde todo se manifiesta por parejas: tiempo-espacio, macho-hembra, día-noche, sol-luna, otoño e invierno asociados al hombre y primavera y verano asociados a la mujer. Son dualidad complementaria y recíproca. Todos los elementos que constituyen la Pacha, incluido el hombre, son hermanos en distinto estado. Esto es parte de la cosmovisión de los pueblos andinos, que son parte de la naturaleza, en intersección de la misma, en relación con las plantas y los animales, con el sol, el agua, la tierra, el aire y el cosmos. Se rige por principios de reciprocidad, de trabajo comunitario y colectivo, donde todos colaboran. Estos principios se traducen en todos los ámbitos del mundo andino: música, danza, entre otros.
La Pachamama es un culto comunitario, de veneración y admiración. La manifestación de dar de comer a la tierra siempre es dual y complementaria.
Su veneración es la más antigua de la región andina y se la considera anterior al cunto a Inti, el dios sol de los Incas. Según una leyenda, la diosa habita en el macizo del Nevado de Cachi (Salta) a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar, en una de cuyas ocho cumbres habría un lago y una isla, donde un toro de astas doradas la custodia y emite nubes de tormenta al bramar.
Parque los Andes
El 1 y el 4 de agosto desde las 19 hs., como todos los años, en el monumento del “Malón de la Paz” (Av. Corrientes al 6800) se reflexionó sobre nuestro compromiso con la madre Tierra. Se realizó el tradicional ritual de abrir un pozo en la tierra, para darle de comer a la Pacha. Tras obsequiarla con maiz, quinua, chalona, cordero, cabrito, papas, habas y todo tipo de comidas; además de tabaco, vino, cerveza, chicha, caña, aloja y hojas de coca.
Actualmente se está destruyendo todos los recursos de vida: agua, tierra, aire, rompiendo el Equilibrio Cósmico, dejando sin posibilidad a las futuras generaciones.
Los pueblos originarios vivieron durante milenios en armonía con nuestra MADRE TIERRA, cuidando ríos, montañas y bosques.