Del viernes 20 al domingo 29 de junio, Buenos Aires fue escenario de una verdadera fiesta del humor y la emoción con la realización de la 4ta edición del Rojo, Festival Independiente Internacional de Clown, un evento que se consolida en la región. Con una nutrida programación y entrada a la gorra para garantizar el acceso de todos los públicos, el festival reafirmó su compromiso con la difusión y valoración del clown escénico, tanto a nivel nacional como internacional.
El festival —creado por Luis Levy y Santiago Legón— nació hace cinco años con el objetivo de generar un espacio de encuentro, formación y celebración del arte clown. Este año, bajo el concepto de "dejar huella", la propuesta rindió homenaje al legado de Jacques Lecoq y a la evolución del clown teatral hasta el presente, proyectando su potencial hacia el futuro.
La programación de Rojo 2025 incluyó 17 actividades: 11 espectáculos, una varieté con cinco números seleccionados, una Jam de improvisación abierta al público, tres seminarios intensivos y una charla magistral. Las funciones se llevaron a cabo en dos sedes de la ciudad: Centro Cultural Resurgimiento (Artigas 2262, La Paternal) y OIHOY (14 de Julio 426, Villa Ortúzar).
Entre las compañías participantes se destacaron artistas de diversas provincias argentinas como San Juan, Santa Fe, Viedma y CABA, así como invitados del exterior, como el belga Rudy Goddin, con su espectáculo Turista, un viaje poético e hilarante.
Algunos de los momentos más aplaudidos fueron la pieza Muñeco lo cuida del grupo Teatro Tomado, CUBO —una indagación profunda en los miedos y deseos cotidianos de tres payasas—, y POVNIA de Lila Monti, que cerró el festival el domingo 29 con una obra íntima y emocional sobre la pérdida y los nuevos comienzos.
También hubo espacio para lo experimental y lo onírico con Instrucciones, no magia, así como para la tradición del humor físico con espectáculos como Gaznápiro y Enguengue, donde el cuerpo, el absurdo y la ternura fueron protagonistas.
La apertura fue el viernes 20 con una Jam payasa en OIHOY, coordinada por Ana Azcurra y Mariana Brusse, y la semana estuvo atravesada por funciones con salas llenas y un público entusiasta, dispuesto a dejarse llevar por la emoción, la risa y la poesía de los cuerpos.
“El poder del juego payaso y la ternura del clown habilitan a viajar por todas las emociones y generar una reflexión crítica a través de la risa”, sostienen sus creadores. Y eso se vivió en cada función, en cada carcajada, en cada silencio compartido.
Un momentos destacados fue la charla magistral a cargo de Cristina Martí, maestra payasa de extensa trayectoria, quien compartió sus saberes con artistas y público en una actividad gratuita.
El equipo del Centro Cultural Resurgimiento recibió elogios por su compromiso, concentración y profesionalismo, logrando que esta edición superara en organización y convocatoria a las anteriores.
"Otro año más pasó por Resurgimiento el Rojo Festival Internacional de Clown", compartieron desde la organización. “Gracias a todos y a todas por participar, reír y emocionarse”.
Con funciones a sala llena, un público fiel y artistas comprometidos, el Rojo Festival reafirma que el clown no es solo humor: es arte, es emoción. Y, sobre todo, es una forma poderosa de dejar huella.