3 de julio 2024
UNA HUELLA GRANDE DE NUESTRA MÚSICA
Homenaje a Astor Piazzolla: Para que lo conozcan mejor
Escribe: Pablo Buffa

 

 

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Hay un sólo tango. Las diferencias están, en cómo se lo ejecuta. Hasta dónde se respeta la melodía que su autor escribió, sin caer en frecuentes desaguisados que con su agresión adictiva provocan la pregunta. ¿Qué están tocando…? Como son en su mayoría, versiones que se promocionan como TANGOS del año 2000 y pico. TANGOS del futuro. Tangos nuevos o no, con pretensiones de 2X4, con orquestaciones sin tonos adecuados.
Hay sí, estilos, para “hacer” TANGOS. Tendencias.

Astor Piazzolla es uno de los músicos más importantes de la historia argentina. Su obra sigue siendo ampliamente difundida en Argentina y alrededor del mundo por intérpretes provenientes tanto del campo de la música popular como de la académica.

La música de Piazzolla es un ejemplo que paso a describir. Para conocernos mejor. Para que lo conozcan mejor!!!

Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata; fue el único hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti. De ahí en más, un relato sobre su vida podría comenzar en cualquier punto, porque más allá del orden cronológico, los hitos de su existencia convergen de manera vertiginosa y coherente en un mismo punto: una idea superadora de música.

Se radicó con sus padres en Nueva York (EEUU). Desde los tres años de edad y por más de 10 años, desde 1924, se educó en el “Greenwich Village”.
Conoce a Carlos Gardel llevándole al teatro donde actuaba, como obsequio tallas en madera que hacía su padre, admirador del Zorzal, don Vicente “Nonino” Piazzolla.
Integró luego los almuerzos domingueros en el domicilio paterno, saboreando pastas que amasaba su madre Asunta. Especialmente sabrosas al paladar del goloso invitado de honor, Carlos Gardel. A los 9 años intervino en “El día que me quieras”, haciendo el papel de un canillita. No lo acompaña el “mudo” durante la gira fatal en vuelo colombiano, por contar recién con 13 años. Desde los 9 estudia la música del fuelle. En el '33 escucha a Decaro, en grabaciones, viviendo en Brooklyn, uno de los cinco distritos que integran la ciudad de Nueva York.
Por los años '31 al '37 sólo toca música clásica con el maestro húngaro Bela Wirba. Durante el verano del año 1986, dice Astor: “Con el tiempo me estoy dando cuenta que tengo mucho que ver con lo que viví en los Estados Unidos. Como si alguien viviera 17 años en Buenos Aires o Montevideo; le queda Gardel, Troilo, Salgán, le queda la música de esa ciudad dentro del cuerpo, en la piel. A mi me quedó de Nueva York mucho de su música, especialmente jazz, y con el tiempo la voy sacando afuera en mi obra”.
Año '37 dice Astor: “en Mar del Plata, ciudad natal, me interesó el Tango. Y en el '39 empecé con Troilo en el Café-Bar, con palco orquestal, “El Germinal”, de Buenos Aires, el mismo que abrió DeAngelis, calle Corrientes al 900 entre Suipacha y Carlos Pellegrini, vecino al café “Nacional”, llamado “Catedral del Tango”, en Corrientes 974”. (Hoy recibe esta denominación el local tanguero “Caño 14”).
Al japonés le faltó Toto Rodríguez y como me sabía el repertorio de memoria, pedí reemplazarlo y me dejó. Al tocar “Abandono” de Pedro Mafia hice la variación con la izquierda. Resultado es que quedé incorporado en el '40 con Marcos Troilo, a la línea de fuelles fuimos cinco: “Pichuco, Juan Miguel Rodríguez, Eduardo Marino, Marcos Troilo y yo”. Y del año '40 es mi primer arreglo sobre la milonga “Azabache” para “Ronda de Ases”, programa radial con varias orquestas por noche”.
Luego agrega: “Quedé como arreglador oficial. Me empezaron a conocer. Hice arreglos de lo que se estilaba. Hacía algo totalmente distinto. Cómo sería que muchos músicos me preguntaban si no había algunas notas equivocadas.
Como estaba enamorado de la “Rapsodia en Azul”de Gershwin ponía en un arreglo un acorde (3, 4 ó 5 sonidos diferentes combinados) que, me gustaban de ella. Y los músicos me preguntaron si estaba loco, cuando oyeron, en un tango, un acorde de Trecena”.
Excelente orquestación del marplatense fue la del TANGO “Inspiración” lograda para la grabación de 1943. Con muy pequeñas variantes se utilizó la misma en las grabaciones que el “Gordo” hizo durante el '51, el '52 y el '57. Un verdadero acierto.
Y fue “Pichulito” quien más de una vez siempre con la goma de borrar en la mano corrigió las orquestaciones que Astor hacía, diciéndole al mismo tiempo: “No te olvides que la gente quiere bailar”.
Rubén Garello recuerda que en Troilo esto fue una costumbre. Tortita Quemada se enfurecía y decía que si llevaba mis ideas a la orquesta, podría desvirtuar su “estilo”, agrega Astor. Este no lo tuteaba, ni siquiera le decía “Pichuco”, porque era 7 años mayor y además era el patrón y también por la admiración que le tenía. (Aclaro que los apodos que utilizo para identificar a Aníbal son los que habitualmente usó Zita Troilo, su esposa).

El paso de los años le permitió valorar todo lo que hizo Troilo. Acota: “Astor: No escribió una gran obra, digo, en cantidad. Por ahí son 25 ó 30 temas, pero son casi todas joyas. Yo agarro el bandoneón y toco “La Ultima Curda” y siento que me llega al corazón”.
Lo que ocurre es que siguen siendo mejores los tangos del cuarenta que los de hoy. Se lo digo yo que soy autor de hoy. No se puede comparar un tema de Troilo como “Sur”, “Garúa” o “La última curda” o temas de Mariano Mores como “Uno” o “Cafetín de Buenos Aires” (año '86). Jamás se volvieron a escribir temas tan importantes como aquellos.
Yo lo veo todo en imágenes. En aquél entonces, Dios volaba sobre Buenos Aires y con su mano tocaba la ciudad, y salía cualquier cantidad de autores, de poetas, de músicos, de intérpretes, de arregladores, de orquestas, de trabajo. Buenos Aires era realmente milagrosa en los años cuarenta.
Pasé cinco años y me fui. Con “Buda” tenía que hacer los arreglos, lo que él quería. Fueron los años '39, todo el '40, el '41, el '42 y parte del '43, en que su lugar lo ocupó Alberto García.
Dice Oscar del Piore, quien es un gran Piazzolista: “El día que Piazzolla presenta su Quinteto “bailable”, con su violinista Vardaro, hace una actuación en la Confitería “Nino” de Vicente López, Pcia. De Bs. As. Era el año 61. Pensaban que iba a ir gente que bailaba tangopero no fue ningún bailarín. Todos los que fueron eran hinchas de Piazzolla. Así que nadie bailó. Al rato Piazzolla ya estaba tocando “Lo que vendrá”, y “Adíos Nonino”, porque era lo que estaban pidiendo. O sea que fue un fracaso… o un triunfo, para la idea de Astor.
Así lo dice Del Piore que admira mucho a Piazzolla. Su felicidad mayor fue interpretar, pero sin tener en cuenta al bailarín.
Ya a los 23 años formó su orquesta típica. Tenía poco trabajo. Corría el año 46 y los clubes no lo llamaron para hacer bailes.
A su orquesta la llamaron “La Orquesta de Tango Bar”, porque siendo “Fiore” su vocalista tocaba en un local con este nombre sito en la calle Corrientes 1239 entre Talcahuano y Libertad en Bs. As.
Tampoco recibió ofertas de las radios. Tres años después (1949) disolvió la orquesta y guardó el bandoneón. Sus arreglos no gustaban a los bailarines. Para tener recuerdos, primero hay que vivirlos. En el '51 escribió un Tango memorable: “Para lucirse mejor”.
Innovador hasta donde no debía, solía decir: “Me encanta el bandoneón con sintetizadores, porque suena como un órgano”. Pudiendo ejecutar el órgano, deformaba el sonido del bandoneón.
Un vuelco con el micro que conducía la orquesta, lo inspiró en su momento para escribir otro tango: “El Desbande”, con endemoniadas y tremendamente difíciles variaciones. Con esto entraba a dejar el ritmo clásico del Tango y a olvidarme de los bailarines, decía Astor, tocaba para que la gente lo escuchara.
A partir del '61 integró un grupo artístico con Angel Cárdenas ex-vocalista de Troilo y Enrique “Nono” Villegas para actuar, los tres en el Hotel “Waldorf Astoria de Nueva York”. Para ello Cárdenas se despidió de Troilo ese mismo año.
Piazzolla fue compositor de música sinfónica y música de cámara. La orquesta de Bruno Bandini por L.R.A. “radio del Estado” (hoy Nacional) le estrenó casi todo lo que escribía.
Los concertistas de piano tocaban sus obras. Y menos que nunca quiso volver al Tango. Se sentía Beethoven. Ya no tocaba el bandoneón. Ganó el primer premio con los tres movimientos sinfónicos. Decía Astor “los que más me entendieron fueron los músicos de jazz, porque es más musical. Escucho mucho el jazz y me meto en cosas diferentes. Me informo en todas las músicas del mundo”.
Sus valijas siempre estuvieron llenas de partituras con obras clásicas. El año '59, fue muy malo para él. Después llegó el Quinteto de Cámara que siempre quiso tener, década del '60 hasta final del '70.
Dos vidas para el mismo emprendimiento. Música agresiva, melódica, intelectual. Pero Tango Ríoplatense, no.
En el año 2001 su público, en actitud pasiva se reúne a escuchar su música que la ha compuesto combinando:
1º- El jazz negro de Harlem (año '30) fiel siempre a la misma nota musical, influenciado por haber vivido 10 años largos en Nueva York. 2º- La música clásica con Gershwin, Bach, Ravel, entre otros y 3º- El Tango Rioplatense.

El 5 de agosto de 1990 fue internado con infarto cerebral en París. Una semana más tarde lo trasladaron a Buenos Aires, donde murió, después de una larga agonía, el 4 de julio de 1992.

“Piazzolla en el Piazzolla” celebra vida y obra del gran Astor

El Conservatorio Superior de Música Astor Piazzolla, situado en Sarmiento 3401, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, será el centro de una serie de eventos conmemorativos del 1 al 6 de julio de 2024. Durante esta semana, se celebrará el legado del icónico Astor Piazzolla a través de conciertos, masterclasses y clases abiertas, con entrada libre y gratuita.

El evento, organizado por el Conservatorio en colaboración con el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, contará con la participación de reconocidos artistas como Escalandrum, Pipi Piazzolla, Pablo Mainetti y Quinteto Piazzolla, Bayres Horns, Lumiere Quinteto, Armonía Opus Trío, Dúo Loza Subía & Scalia, Dúo Calzado Linage & Buchbinder, y Natalia González Figueroa, entre otros.