La huerta de la Biblioteca Florencio Sánchez (ex Becciú), ubicada en la terraza del pasaje Nicolás Granada 1660, en el barrio de La Paternal, comenzó a gestarse en plena pandemia, cuando el mundo volvió a abrirse un poco tras los meses de encierro. Un grupo de vecinos y vecinas, que no tenían mucha idea sobre cómo armar una huerta, pero sí tenían muchas ganas, emprendieron este proyecto. Charlamos con Laura, que es musicoterapeuta y nos contó cómo funciona la huerta.
¿Cuándo se creó esta huerta?
Empezó durante la pandemia. Con una amiga un día estábamos hablando y nos dijimos “imagínate que todos tuviéramos huertas en nuestras terrazas”. A raíz de eso ella encontró un proyecto para participar de un subsidio para huertas comunitarias, se buscaba un proyecto que tuviera 12 personas interesadas en armarlo y un espacio que pudiera proveer el lugar, ella se puso en contacto con Milagros de Paternal Cultura y ahí apareció la idea de la biblioteca.
Se empezó a armar el proyecto para presentarlo al subsidio y a la vez se fue juntando gente. El subsidio al final no salió, pero ya éramos un grupo de doce interesados, teníamos el espacio y así fueron las primeras actividades post pandemia. Me acuerdo que estábamos todos acá arriba con barbijos, distanciados, toda esa psicosis: “Es mi primera actividad con gente”, decíamos todos. Fue todo un momento.
¿Cómo encontraron la terraza? ¿En qué estado estaba?
Empezamos a traer cada uno sus macetas o lo que tenía para aportar. De las doce personas quedamos solo dos, después se integró más gente. Fue un año de sostener mucho porque éramos poquitas, la terraza estaba un poco despoblada, pero a la vez había cosas. También fuimos entrando cada vez más en confianza con la Biblioteca, como por ejemplo el tema de la llave, que cómo hacemos, que los fines de semana, de a poquito todo se fue como habilitando. La terraza también empezó a crecer, se colocaron rejas y de a poquito se fue armando. Luego se puso el techo, la media sombra, se fue preparando para poder recibir más gente.
Al principio subíamos los bidones para regar, a medida que fuimos teniendo más volumen, nos pusieron una canilla. Porque ya subir y bajar cinco o seis veces los bidones, se hacía muy cuesta arriba.
¿Cuántos participan del grupo de la huerta?
Hubo gente que vino un tiempo y después dejó de venir, pero todos los que pasaron nos dejaron alguna enseñanza y seguimos en eso un poco, con altibajos, pero ahora estamos empezando a hacer más eventos para que nos conozcan más y también todo el espacio, incluso la huerta, sigue creciendo.
¿Vos te dedicás a algo vinculado con huerta, flora?
Yo soy musicoterapeuta. En el laburo me dieron la posibilidad de hacer una huerta, fue un proyecto que se hizo, pero título relacionado no tengo. Empecé a hacer una huerta en mi casa medio a la par con este proyecto. Empecé a plantar los morrones que había comprado y se empezó a gestar esta idea en la Biblioteca, y algunos de esos plantines vinieron para acá, alguna de esas paltas seguramente vino a mi casa. Fue algo que fue sucediendo poquito a poquito. Nadie de los que estamos acá sabía mucho de huerta y fue como bueno “hagamos una huerta experimental y probemos”. Nunca tuvimos una cosecha muy interesante, pero de a poquito fuimos entendiendo cuestiones de las temporadas, de no plantar cualquier cosa en cualquier momento, de qué conviene que sea siembra directa y qué siembra indirecta.
Hubo un proyecto, de otro grupo del barrio, que es La Paternal Espacio Proyecto que iban a hacer algo con palets recuperados y se hicieron los bancales para la huerta. Fue una movida comunitaria que estuvo re buena. Ahí empezamos a tener un poco más de volumen para plantar cosas más interesantes como zapallos y esas cosas que necesitan más espacio. Eso trajo otros problemas más ligados a la terraza y el peso, de a poquito fuimos aprendiendo a balancear y ubicar las plantas. Fue todo una construcción, el tiempo fue trayendo sus enseñanzas, con la gente que fue pasando.
En un momento vino una chica que es bioquímica y nos enseñó cuestiones más ligadas a lo específico de algunos cultivos, como por ejemplo no nos prendían las rúculas y ella nos mostró que si le poníamos una cosita de plástico, la rúcula crecía y con esa pavada nos activó todo el cultivo de hojas. Por eso digo que cada persona que pasó dejó como su granito de arena y eso es lo que fue armando toda la huerta.
¿El grupo es del barrio?
Sí, en general sí somos personas del barrio. Lo que pasó hace un par de años es que se empezó a sumar gente más grande, algunas personas mayores, no tan mayores porque tenemos la escalera que no es muy amigable, pero sí hubo un grupo fuerte de personas que tenían más tiempo porque al ser más grandes algunos son jubilados y empezaron a habitar más la terraza. Una señora que se recontra prendió, que se llama Mercedes, le contó a su consuegra y un día vino con la hermana y de repente como que se empezó a armar. Tenemos distintos grupos etarios que en general son personas del barrio o allegadas a personas del barrio.
¿Qué día se juntan por si alguien se quiere acercar?
Ahí tenemos un problema porque nos cuesta mucho coincidir, tratamos de venir los viernes, a veces al mediodía, a veces a la tarde, pero es medio artesanal. Entonces lo que decimos es que nos escriban por Instagram y que nosotras les decimos cuando vamos a venir. Tenemos la idea de formalizar algún día, pero nos está costando porque ninguna vive de esto, todas trabajamos, tenemos horarios que cambian y la situación en Argentina no ayuda, entonces nos cuesta armar una rutina. Cualquier persona que esté interesada nos puede escribir por Instagram y nosotras le vamos avisando qué días vamos viniendo hasta que podamos armar un día fijo, que sería lo ideal para todos. Lo vamos armando semana a semana, es así, bien artesanal.
¿Tienen algún proyecto a futuro? ¿Va a haber visitas abiertas?
Nuestra ambición máxima era hacer cosechas para donar a comedores y contribuir más a la cuestión alimentaria, no nos está saliendo porque tenemos un volumen de producción medio chiquito. Sale un marrón un día y a la semana te sale otro morrón, pero sí, la idea es que acá puedan venir todas las personas que tengan ganas de ofrecer sus proyectos, tanto que tengan que ver con huerta como otros que puedan usar el espacio más libre, que es como un SUM que tiene acá la Biblioteca.
La idea es que, ahora que está todo equipado, se puedan recibir visitas escolares, talleres, que este espacio pueda ser habitado por toda la comunidad, no solamente por las personas que quieran venir a la huerta, que también están invitadas.
¿Qué otras actividades hay?
Ahora hay un taller de chi kung que a veces se hace en la terraza, hay un taller de carpintería que también se hace en la terraza, están los encuentros literarios que, cuando el clima acompaña, también se pueden hacer acá arriba. Este espacio está para todo lo que se quiera proponer, es cuestión de presentar un proyecto, hablarlo con la Comisión Directiva de la Biblioteca y si se aprueba, se puede arrancar.
¿Van a hacer otro evento como el Plantate Paternal de abril?
Sí, tenemos fecha para Plantate Paternal, se viene la segunda edición. Si el tiempo acompaña, será el 8 de junio de 15 a 19 horas, más o menos. La idea es pedir el corte de calle, sacar la Biblioteca a la vereda y hacer más tipo un festival, va a ser medio feria, medio festival. La idea es organizar una charla que tenga que ver con el medio ambiente, ecosistema. La vez pasada fue sobre compost y supongo que no vamos a repetir, pero va a ser algo parecido. Empezamos ahora con la convocatoria de feriantes, personas que quieran venir a participar, algunos músicos y músicas, está abierta la agenda. Esperemos que el clima acompañe.
Contacto:
Instagram: @huertadelabecciu