13 de junio 2023
COMUNA 11: VILLA SANTA RITA
Vecinos piden por la reapertura de la biblioteca Rafael Obligado
Escribe: Dafne Strobino Niedermaier
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Vecinos y vecinas del barrio de Villa Santa Rita se organizaron para exigirle al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por la reapertura de la biblioteca pública “Rafael Obligado”, ubicada en Crainqueville 2233, que cerró por la pandemia y nunca más abrió.

Los vecinos y vecinas realizaron un abrazo simbólico el pasado sábado 20 de mayo para pedir al Gobierno porteño por la reapertura del espacio cultural y comunitario que permanece cerrado desde marzo del 2020, con el inicio de la pandemia de Covid-19, registrando un estado de abandono y falta de mantenimiento.

La biblioteca pública guarda más de 7000 libros, además, hasta antes de la pandemia, se brindaban clases de apoyo escolar gratuitas para niños y adolescentes, no solo de Villa Santa Rita, sino de barrios vecinos. Su clausura fue ordenada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad.

"En las redes sociales se anunció el cierre de la biblioteca por 30 días. Lo mismo sucedió con otras tantas casas de lectura. Pero pasada la crisis sanitaria, muchas lograron volver a recibir lectores, la Rafael Obligado aún no, tras más de 1100 días cerrada", señalaron desde el grupo barrial.

La biblioteca está situada en un pasaje del denominado barrio Nazca, que pertenece a Villa Santa Rita, y forma un grupo de residencias con las mismas características arquitectónicas que tiene su origen en la década de 1920 cuando la compañía Construcciones Modernas levantó cinco complejos de "Casas Baratas" en diversas zonas de la Ciudad de Buenos Aires.

Según recuerdan los vecinos, cada uno de los cinco lugares elegidos por entonces, entre los cuales también están los polígonos de los barrios de Liniers y Floresta, debían contar con una plaza destinada al esparcimiento, así como también una biblioteca pública.

Así fue como el 4 de setiembre de 1940 abrió sus puertas el Centro de Lectura Rafael Obligado para la consulta de libros, así como también se convirtió, tiempo después, en un espacio para las clases de apoyo escolar, lo cual revitalizó el lugar que había mermado su actividad debido los avances tecnológicos que impactaron en la cantidad de visitas.

"Pedimos la reapertura de la biblioteca como un espacio posibilitador del encuentro y para alojar a las infancias, sobre todo en esta post pandemia, porque Villa Santa Rita es un barrio que carece de muchas cosas, como los espacios verdes y los lugares culturales", dijo a Nuestro Barrio Roxana Amenábar, vecina del pasaje Crianqueville.

Planteó también que el sitio podría volver a abrir sus puertas con más actividades que se sumen a la propia de una biblioteca como es el préstamo de libros, como encuentros literarios, charlas con escritores de la Comuna 11 y talleres de estimulación cognitiva para adultos mayores.

La intención del colectivo vecinal, que lleva recolectadas cientos de firmas por la reapertura, apunta también a frenar el proceso de deterioro que registra el edificio ya que, al ser una estructura centenaria, tiene problemas de filtración de agua desde los techos, lo que pone en riesgo el mobiliario y los ejemplares que están en el primer piso.

El reclamo de los vecinos llegó a la Junta Comuna 11 a través de Roxana que envió un mail. Le contestó Gastón Fernández, comunero por el Frente de Todos, quien elaboró un pedido de informes que luego fue elevado a la Legislatura porteña y tomado por la diputada Claudia Neira, también del FdT, en marzo pasado. Al día de hoy no tiene respuesta ese pedido de informes.

También se presentó un reclamo en la Defensoría del Pueblo. “La Defensoría preguntó al Gobierno de la Ciudad sobre qué arreglos se iban a hacer, con qué partida presupuestaria, y lo que respondió Carla Artunduaga, directora de Promoción del Libro, Bibliotecas y la Cultura, es que se iba a hacer una reparación general que incluía techos y canaletas, limpieza en general, recambio de cielorrasos, pintura en general y que durante la segunda quincena de junio iba a ser reabierta”, explicó Roxana.

“Luego del abrazo que hicimos a la biblioteca, al otro día se presentó una cuadrilla del Gobierno de la Ciudad. Nosotros pensamos que se iban a hacer todos estos arreglos que mencionaba Artunduaga, pero en realidad, lo que pudimos constatar es que la cuadrilla trabajó a puertas y ventanas cerradas, rasqueteando y pintando solo la planta baja con los libros expuestos en las estanterías, estuvieron yendo una semana, y terminaron. Lo que supimos, a través de ellos, es que la orden que tenían era realizar la pintura de la planta baja. Ahora hay una persona que está viniendo, que lo que nos dice es que lo envían de otra biblioteca a abrir esta, es un empleado, no tiene ninguna responsabilidad. Dijo que iba a pasar una gerenta de bibliotecas. Yo estuve atenta para ver si me la encontraba, pero en el horario que dijo que iba a estar, no estuvo”, expone Roxana.

“Lo que pude ver y constatar es que solo se pintó el piso de abajo y que parece que así va a ser abierta, con los libros como están, llenos de polvo. En la planta alta lo único que se hizo fue cambiar la faja de clausura a la escalera, no se arregló ni parece que se vaya a arreglar porque ya estamos en la segunda quincena de junio casi”, se inquieta la vecina.

“Las firmas que juntamos las enviamos a la Defensoría del Pueblo junto con las fotos del abrazo. Vamos a seguir haciendo algunas movidas y queremos una reunión con Carla Artunduaga. Nuestro miedo es que así de esta manera, la biblioteca sola va a presentar la excusa para ser nuevamente cerrada y abandonada, porque así como está va a ser muy difícil estimular a vecinos y vecinas a que se acerquen”, se preocupa Roxana.

“Se puede pensar en un reimpulso de la biblioteca con actividades más modernas, pero parece que no es la idea del Gobierno porteño. No entendemos por qué esta biblioteca no pasa a ser nuevamente parte de la Red de Bibliotecas del Gobierno de la Ciudad. Algunas son públicas y otras populares, en algunas se desarrollan actividades hermosas y otras tienen sus propias actividades como talleres como la de Ciencia y Labor de Villa General Mitre”, plantea la vecina.

“Esta casita es de las municipales de los barrios que se llaman Mil Casitas, tienen 100 años, tiene filtraciones de agua por los techos históricamente, como a todos los que tenemos este tipo de casas, este tipo de construcciones tienen ese problema. Si las canaletas de arriba no se arreglan, lo de abajo no va a durar mucho”, concluye Roxana.

Desde la cuenta de Instagram @barrionazca los vecinos dicen que “Según nos han dicho, las refacciones incluyen solo el reacondicionamiento de su planta baja, quedando clausurada aún para su uso, la planta alta. Por otro lado, la apertura parece que será sin préstamo de libros y sin bibliotecarios. Como vecinos y vecinas del Barrio Nazca no pedimos ni queremos una apertura a las apuradas, para la foto y sin la posibilidad real de uso, lo que pedimos, es una refacción integral que ponga a toda la casa al servicio de la comunidad”.

También piden que los libros en catálogo sean puestos en valor y que se incorporen nuevos y más actualizados volúmenes, tanto para adultos como para niños. Que se coloquen computadoras y servicio de internet para potenciar el uso del lugar y el acceso a la información. La incorporación de personal bibliotecario y la vuelta de las clases de apoyo.

De acuerdo a la web oficial del Gobierno porteño, la Rafael Obligado es una de las seis bibliotecas que permanece cerrada a tres años de las clausuras, en marzo del 2020, y entre ellas están Norah Lange, Julio Saguier, Canónigo Luis Chorroarín, La Prensa y Manuel Gálvez.