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1 de Junio 2021
ENTREVISTA A PABLO PULIDO
“Producir de una manera sustentable resguardando el medio ambiente y el bienestar animal”
Escribe: Dafne Strobino Niedermaier
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Nos tomamos un café con el veterinario Pablo Pulido que además es el responsable de la reserva El Renacer de la Laguna que queda dentro de la Facultad de Veterinaria de la UBA. Nos contó todo lo que está haciendo y qué proyectos tiene a futuro para mejorar la salud de nuestro planeta.

¿Qué trabajo estás haciendo en los barrios de las Comunas 15 y 11?
Primero tenemos que hablar de donde estamos parados. Villa Mitre, Chacarita, Veterinaria y Agronomía que es un predio grande, son zonas con mucho verde y eso es hablar en la actualidad de un oasis en la Ciudad de Buenos Aires. Estamos en una ciudad carente de espacios verdes, con un déficit de espacios verdes de valor, porque los canteros de las esquinas, como nos hace creer el Gobierno de la Ciudad, no son espacios verdes valiosos para la salud pública y ambiental.
No sólo el barrio de Palermo, que tiene sus parques verdes y humedales, es el único lugar de valor ambiental en esta gran urbe, entonces hay que rescatar ese patrimonio natural y cultural de estos barrios.
Dentro de la Facultad de Agronomía y Veterinaria existe una reserva que es El Renacer de la Laguna donde se llevan a cabo diferentes tareas de restauración ambiental para buscar llegar a lo más parecido que fue el paisaje precolombino, ese Buenos Aires de hace 400, 500 años.
Junto a amigos como Mariana y Federico, de Reina Plántula, de proyectos independientes como Arbolitos de Empedrado, de vecinos y vecinas que se suman, el colectivo No a las Torres en el Parque La Isla, y el apoyo de los comuneros como antes fue Camila Rodríguez y ahora es Leonardo Lucchese, llevamos a cabo distintas tareas de lo que se llaman intervenciones urbanas o intervenciones de arbolado racional, que es básicamente hacer una selección de especies de flora nativa rioplatense, de esas plantas y árboles que hace 500 años era normal verlos. Seleccionamos ciertas especies que son aplicables a una plantera en una vereda o en una plaza.

¿Hacen plantaciones con flora nativa?
Hacemos plantaciones comunitarias, como la que hicimos en diciembre de 2018 que convocamos a un montón de vecinos La Paternal, Villa Santa Rita y aledaños y junto al CEAMSE, el Gobierno de la Ciudad, la Comuna, El renacer de la Laguna, se llevó a cabo la primera plantación comunitaria de árboles autóctonos en una avenida de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora a la avenida Chorroarín la llamamos avenida Aromito, porque ahí hay una hilera de 60 Aromitos.
Esta plantación forma parte de un proyecto de un biocorredor que uniría la Facultad de Veterinaria con el Jardín Botánico Carlos Thays de Palermo, que se llama el Corredor Morfo porque hace alusión a una especie de mariposa autóctona que se llama Bandera Argentina.
También hicimos otra plantación comunitaria, buscando generar un biocorredor, que une la Facultad de Veterinaria con el predio de Chacarita, a ese proyecto le pusimos el corredor El Renacer del Parque del Oeste, como antes se llamaba esa zona.
Los cementerios en muchos países del mundo se los está teniendo en cuenta como valiosos puntos verdes porque por adentro no andan muchos vehículos, entonces la polución es menor y da la posibilidad de implementar un paisajismo urbano con flora. En base a esto generamos el proyecto del biocorredor.
Después hacemos plantaciones puntuales, como los vecinos de la calle Empedrado o los vecinos de la calle Warnes. Nos contactan donde hay planteras vacías para intervenir esos espacios con árboles nativos o les ofrecemos semillas para que el vecino germine.

¿Cómo consiguen los árboles nativos?
Nosotros, por diferentes medios, conseguimos donaciones de árboles: Tala, Algarrobo, Curupí, que son autóctonos. Les explicamos a los vecinos todas las cosas positivas que dan estas especies como que traen mariposas y aves en verano, dan sombra, no rompen la vereda, no van a invadir áreas verdes.
Con ese trabajo de hormiga de vecino a vecino son estas intervenciones puntuales, llevamos plantadas varias planteras y en plazas de los barrios. Y para que no quede ahí hacemos un seguimiento, registramos el punto con coordenadas GPS y lo subimos a www.arboladourbano.com, donde cualquier ciudadano puede ofrecer información y registrarla, es ciencia ciudadana, se registran árboles exóticos, árboles frutales o comestibles y árboles autóctonos. Esa información queda disponible para el mundo.

¿Por qué en el último tiempo hubo una proliferación de huertas comunitaria?
La pandemia actual se relaciona íntimamente con el calentamiento global y el cambio climático y sobre todo con el mal uso de las tierras y las producciones no sustentables, todo esto lleva a que aparezcan nuevas epidemias y pandemias. Esta pandemia sacó a la luz dos grandes temas: una es la necesidad de más espacios verdes de valor y que sean protegidos y que el vecino los pueda disfrutar y cuál es el uso que se les da.
El otro punto es la necesidad de una soberanía y seguridad alimentaria, no puede ser que haya tanta población con pobreza en todo el mundo y sin embargo hay tanta producción de alimentos mal distribuida. Esto lleva a que diferentes actores sociales y el vecino común empiecen a prestar atención en estos temas e intenten suplir o solucionar o por lo menos buscar una manera de paliar esta crisis socio ambiental. Entonces surge este boom de huertas urbanas y familiares. Entonces está el que tiene un terrenito en la casa o el que vive en un departamento y empieza a hacer huerta en macetas o contenedores o en la terraza o vereda de la cuadra.
Yo, que no tengo lugar, me armé una instalación de acuaponias, tengo peces y tortugas acuáticas combinado con una mini huerta. Cada uno empieza a investigar y ver de qué manera puede tener más acceso al alimento y que sea genuino y sano, sin agroquímicos.

Leo Lucchese está armando un proyecto para proteger las huertas comunitarias para que no vuelva a suceder lo que pasó con la huerta que armaron vecinos y vecinas en el boulevard de la avenida Del Campo.
Sí, está buscando la forma de ayudar a la gente y darle las herramientas, enseñarles a hacer una huerta familiar o de grupos vecinales. Pero a veces surgen cosas como lo que sucedió con la huerta de los vecinos del colectivo No a Las Torres, en donde colaboré, y vino el Gobierno de la Ciudad y la sacó y la tiro a la basura. Era una huerta que estaba señalizada, en un espacio que no usa nadie.
Ante estos problemas hay que cambiar de estrategia. Entonces Leo, con muy buena visión, está empezando a registrar y que quede registro en la Comuna y que de esa manera se oficialicen las huertas barriales vecinales. Para que el Estado sepa que están y no tengan excusas para sacarlas.
Además, estamos repartiendo semillas de Prohuerta y buscamos incentivar a que la gente coseche sus semillas de árboles nativos y las cultive. Que si plantaron una lechuga, una rúcula, una acelga o una zanahoria, que espere que semillen y así tener semillas propias, esa es la verdadera soberanía alimentaria, no solamente comprar un plantín y tenerlo sino que, generar el material genético y después hacer intercambio. Se apunta a que sea sostenible en el tiempo.

¿Hay algún proyecto para recuperar planteras que fueron tapadas?
Hay un marco legal, ya existen leyes, pero no se están cumpliendo. Un vecino o vecina puede hacer una solicitud a la Comuna para que le reconstruyan la plantera o cantero, y que de paso, le planten un árbol nativo. Y así tener un espacio que sea permeable, que cuando llueva, el agua pase a la tierra y sea absorbida por el ecosistema subterráneo, y que el vecino o vecina tenga su espacio mínimo verde.
Están los medios para reclamarlo, pero hay falencias. Hay muchos proyectos de ley como uno en el que trabajé para que formalmente la Legislatura reconozca que las planteras son parte de un entramado verde en una urbe grande y que el arbolado urbano tranquilamente puede ser considerado como un bosque urbano. Teniendo en cuenta esto podemos caer en la reciente Ley de Bosques, que se sancionó hace poco y así darle más valor al arbolado urbano.
Uno de los proyectos habla del tamaño de las planteras, aunque la vereda tenga sólo un metro, aun así existe el derecho de tener un espacio verde. Lo rige el Artículo 41 de la Constitución Nacional, todos tenemos derecho a un ambiente sano y a tener una salud ambiental familiar y vecinal. Dependiendo del espacio va a ser la planificación y la posibilidad del tipo de plantera.
Contemplamos que en ciertos barrios se vuelva a lo que era antes, que había cuadras que eran más de la mitad de la cuadra verde y un pequeño sector para transitar con superficie cementada. Con eso se amplía la posibilidad de que la gente tenga más verde, que tenga más retención de carbono en su barrio, que lleguen más mariposas en la primavera, que lleguen las aves, que tenga la posibilidad de generar su propia huerta en la vereda, y que cuando llueva se absorba el agua y no se produzcan inundaciones.

¿En qué otros proyectos estás trabajando?
Uno que surgió hace unos meses con el gremio de los no docentes de la UBA, ellos armaron una agrupación que se llama EcoApuba y armaron proyectos relacionados con el medio ambiente, empezaron a hacer y difundir el compostaje, el ahorro de energía. Me contactaron para ver qué se podía hacer en espacios que pertenecen a edificios de la UBA y que los querían llenar de vida.
Hicimos charlas, y luego programamos intervenciones de enriquecimiento ambiental en edificios de la UBA. Armamos un jardín de mariposas en la Facultad de Ciencias Económicas, en el estacionamiento. Ahora estamos planificando hacer canteros de flora nativa dentro del edificio del Rectorado para atraer mariposas y aves y llenar de vida un edificio hermoso arquitectónicamente que está en pleno micro centro. Apuntamos desde la Universidad de Buenos Aires, con los trabajadores, empezar a hacer un cambio tangencial. Las autoridades de la UBA nos apoyan y acompañan, hay una visión común.
También colaboramos con RAPU, que es la Red de Areas Protegidas Urbanas.

¿Qué es el concepto de Una Salud?
El concepto de Una Salud engloba todo: porque se trata de la salud alimenticia, la salud pública, la salud ambiental, los ecosistemas. No podemos descuidar los ecosistemas porque después va a repercutir en la salud pública y en la salud animal y por ende también en la alimentación. No podemos ignorar que hace falta más agroecología, todo está relacionado, es un círculo virtuoso. Por eso hace falta un cambio de paradigma.
Consumir carne no es una mala palabra, sino que el modo de producción está mal, las producciones intensivas no sustentables, como la cría del salmón en los océanos o los feedlot o las mega granjas de pollo que no son bien planificadas, eso es lo que degrada. O si hablamos de producción vegetal, los monocultivos y el exceso de agroquímicos, eso es lo que daña, hay que cambiar el modelo, hay que producir de una manera sustentable. Hay que seguir produciendo alimentos de origen animal, pero siempre resguardando el medio ambiente y el bienestar animal. En vez de plantear una mega granja de porcinos intensiva, hay que estimular a que las cooperativas de pequeños productores de porcinos mejoren, y que haya más cooperativas. Eso es apuntar al bien común y a la conservación desde lo productivo.

¿Existe un proyecto de abrir una veterinaria pública en la Comuna 15, vos estás en el tema?
Sí, lo estoy ayudando al comunero Leo Lucchese. Hay un marco legal que dice que debería haber hospitales veterinarios públicos en los barrios, mínimo uno por Comuna, que sería uno cada cinco barrios aproximadamente. Está la ley pero no se implementa.
Tenemos que tener en claro que tener un animal de compañía no es una obligación, es un derecho, pero no una obligación, con lo cual tengo que tener las mínimas capacidades para contenerlo, atenderlo y que el animalito viva lo mejor posible. Tengo que tener en cuenta al adoptar un animalito si lo voy a poder alimentar, si le voy a poder dar salud y que tenga acceso al aire libre para poder correr, llevarlo a pasear. Hay que contemplar todos estos elementos que llevan a la tenencia responsable.
También hay animales en la calle, no son de la calle, sino que están en la calle porque alguien los abandonó. Esos animalitos también necesitan atención y también son focos de enfermedades zoonóticas que pueden llegar a contagiar al ser humano. Sabiendo esta realidad, es necesario que haya hospitales públicos veterinarios.
Lo ideal sería que un hospital pública veterinario ofrezca la atención básica, como una consulta clínica, vacunación antirrábica, un chequeo sanitario mínimo y después continuar en la veterinaria de barrio con los chequeos, tratamientos y vacunación. Apuntamos a eso, a exigir que se implementen las leyes ya existentes.

Para contactarse con Pablo y El Renacer de la Laguna:
Facebook: @elrenacerdelalaguna
Instagram: @elrenacerdelalaguna