De la mejor, sin dudas, al mando de la Selección. La AFI un tanto  indiscreta de Mauri lo corroboró. Escuché esas quince llamadas de noviembre de 2019 entre Lionel y Wai Chu Tan, intendente de Wuhan. Resulta que, palabras más palabras menos, el Lio (no el de la gente, el otro) le decía que iba a viajar para allá en diciembre. Que le consiguiera un par de murciélagos. Que se los entretuviera y se los cuidara muy bien. Wai Chu Tan siguió minuciosamente cada directiva del DT. En la escucha número trece queda registrado cuando le dice que le mande los pasajes ida y vuelta Bs As – Wuhan. Cuentan que alguno de los espías parece que empezó a investigar a Hernán Bujan, el ayudante del Muñeco Gallardo, porque era “mencionado” en la maniobra. En fin, el plan pergeñado por Scaloni se puso en marcha. Tomó el vuelo en el aeropuerto de Ezeiza. Camuflado, despistó a los periodistas e inició el viaje. Una vez en tierras orientales, lo esperaba una modesta camioneta “pan lactal” para transportarlo sin escalas a la no tan modesta mansión del Intendente Wai Chu Tan, que va por su octogésima reelección en el cargo. Comieron sanguchitos de jamón y queso que Scaloni se guardó en el bolsillo de su traje, del catering del avión. Sin dar más vueltas, de su otro bolsillo sacó el frasquito. Eligió al murciélago mejor dotado, y lo alimentó. Esperó tres noches y tres días. Convencieron a un sobrino no muy querido de “WaiChu” para que probara la exquisita sopa de murciélagos y listo. Dicen que Scaloni en su viaje de regreso ya venía usando barbijo. Aterrizó en Ezeiza. De ahí se fue a entrenar a los pocos seleccionados. Le mostraron miles de carpetas con evaluaciones con miras a la Copa América tan próxima. Se fue a su casa, pero antes prendió fuego cada una de esas carpetas, en el último asado que comerían en el Predio. Lo que vino después ya es bastante conocido mundialmente. La misión viral de Scaloni de hacer lo imposible para que se postergara la Copa América y mantenerse un año más al frente de la Albiceleste había sido todo un éxito. Y acá estamos. En junio de 2020. En cuarentena. Concentrados, bah encerrados. Mirando cada día como en TyC nos muestran el living de la casa de Horacio Pagani.