Si usted utiliza correos electrónicos y/o redes sociales y/o visualiza medios de comunicación masivos, probablemente haya recibido publicidad conteniendo información o sugerencias de colocar sus ahorros en “inversiones” que ofrecen ganancias exorbitantes en cortos períodos de tiempo. Estas fantásticas “inversiones” -en muchos casos incluso promocionadas por influencers y celebridades para amplificar el mensaje-, posiblemente tratan sobre algunos de los esquemas fraudulentos que se detallan a continuación:
ESQUEMA PONZI. Se trata de un sistema que consiste en atraer a inversionistas engañados mediante promesas de obtención de grandes beneficios, y abonarles “utilidades” a los inversores más antiguos con los pagos o depósitos hechos por ellos mismos o por nuevas personas que entran al sistema. Las víctimas, por su parte, creen que sus “ganancias” provienen de una actividad financiera real, pero en realidad el estafador se está quedando con la mayor parte del dinero invertido. En un esquema Ponzi existe un “líder”, quien encabeza el proceso de atracción de inversores, tratando de generar confianza a partir de su propia figura, tentando a la personas con promesas de retornos altos en cortos períodos de tiempo mediante una estrategia de inversión confidencial y compleja, o vanagloriándose de poseer conexiones con grupos que poseen información privilegiada, o bien –lo que se ve cada vez mas hoy en día- a través del uso de criptomonedas o tokens novedosos. Cabe destacar que, durante el comienzo de este tipo de operaciones, puede haber “ganancias reales” para los primeros inversores: es el método utilizado para generar una rápida confianza y atraer una mayor cantidad de personas que sostendrán con su dinero el fraude y posibilitarán al estafador hacerse de mayores fondos. Los esquemas Ponzi tienden a colapsar cuando la persona estafadora ya no puede atraer a nuevos inversores o cuando demasiados inversores intentan sacar su dinero al mismo tiempo, por ejemplo, durante crisis económicas. Las tramas Ponzi pueden sobrevivir mucho tiempo logrando que la mayoría de los participantes “reinviertan” su dinero, con un número relativamente bajo de nuevos participantes.
ESQUEMA PIRAMIDAL. En las estafas piramidales también se prometen grandes riquezas por la vía fácil simulando oportunidades de inversión. Se trata de un modelo que promete pagos o recompensas para los miembros que no solo se unen al esquema con el aporte de capital, sino que primordialmente logran inscribir a nuevos miembros. La principal atracción ofrecida radica en las enormes “ganancias” que los participantes pueden recibir si logran atraer a otras personas al sistema, gracias a los “retornos” que se les paga por ello. Se supone que la siguiente ola de reclutas captará a más personas, y así sucesivamente, obteniéndose nuevo capital que será la fuente de pago para las inversiones iniciales, mientras los estafadores ubicados en la parte superior de la pirámide se van quedando con la mayor parte del dinero. La estafa piramidal informa desde el principio sobre la necesidad de atraer a nuevos inversores para obtener “beneficios”. De hecho, el no reclutar, típicamente significa el no retorno de la inversión. Así, a diferencia del esquema Ponzi, el reclutamiento recae en los nuevos miembros, y el esquema suele colapsar más rápidamente, simplemente por causa de la demanda de incrementos exponenciales en el número de participantes para sostenerlo.
ESQUEMAS BURBUJA. En los esquemas de burbuja no siempre hay un “ideólogo” y no siempre se inician como fraude. Las burbujas se basan en la ingenuidad y el deseo de grandes beneficios, refieren a situaciones en la que el precio de un activo o un bien excede su valor fundamental por un amplio margen, basado en un exceso de optimismo sobre la premisa de que será pasible revenderlo a un valor superior más adelante, por la idea de que la euforia continuará. Existen cinco etapas por las que atraviesa una burbuja financiera. La primera es la atracción para ciertos inversores dado un nuevo paradigma, principalmente vinculado a nuevas tecnologías o a cambios globales. La segunda, el ascenso del precio o el inicio del "boom". Los valores suben lentamente al principio, pero luego ganan impulso a medida que más y más participantes ingresan al mercado, preparando el escenario para la fase de auge. En esta fase, el activo en cuestión tiene amplia cobertura mediática y se amplía el conocimiento. El miedo a perderse lo que podría ser una oportunidad única estimula más la especulación y atrae a un número cada vez mayor de inversores, muchas veces, novatos. La tercera etapa es la de la euforia: los precios suben por el mayor volumen y sus valuaciones no responden a criterios racionales. Aquí nacen algunas voces de alarma, pero son más las voces que las acallan. No obstante, el crecimiento en los precios puede comenzar a mostrar debilidad comparado con las alzas anteriores. Una cuarta etapa es la toma de ganancias, donde los inversores más avezados se retiran y comienzan a vender posiciones de mayor volumen, haciendo que el valor del activo baje. La última es conocida como el pánico o el estallido de la burbuja; es la instancia donde el efecto contagio de salida es masivo y ya no se encuentran compradores, cayendo los precios incluso a una velocidad mayor que con la que subieron antes.
EL ESTATUS DEL BITCOIN
El Bitcoin (conocido por las siglas “BTC”) es la criptomoneda (activo digital) más popular que se utiliza como medio de intercambio, pudiendo ser transferido de persona a persona sin intermediarios y con buena seguridad por encontrarse protegido por la tecnología Blockchain, la cual se basa en algoritmos matemáticos y criptografía, es encriptada y descentralizada, y funciona como una contabilidad pública donde se registran y verifican la totalidad de las transacciones realizadas. No olvidemos mencionar que una de sus principales virtudes con respecto a otras criptomonedas es la limitación de emisiones a una cantidad máxima de 21.000.000 de unidades, encontrándose en la actualidad más del 92% del total en circulación. El faltante a emitir de distribuirá automáticamente a lo largo del siglo actual entre los denominados “mineros” (personas que procesan y registran la totalidad de las transacciones usando el poder computacional del hardware especializado), en concepto de retribución por su trabajo.
Algunos pueden argumentar que el BTC es un gran esquema Ponzi o piramidal descentralizado, pero esto no sería cierto por una sencilla razón: un puñado de empresas multinacionales aceptan a dicha criptomoneda como medio de pago y existe un país que ha reconocido al Bitcoin como una divisa de circulación legal, es decir, le otorga el mismo estándar que su moneda local. Ahora bien, la sustentabilidad en que se basa el BTC al no existir un negocio tangible, es la confianza, es decir, el respaldo lo da la oferta y demanda en la compra y venta de dicha criptomoneda y la aceptación de los comercios, plataformas y jurisdicciones como método de pago. Considerando que un ciudadano común muy eventualmente acudirá a ese puñado de empresas multinacionales que aceptan el pago con la criptomoneda (básicamente, por los limitados bienes y/o servicios que ofrecen), y que el único país en donde BTC circula legalmente como divisa resulta ser la República de El Salvador -que tiene una exigua economía, territorio y población con elevados índices de criminalidad, corrupción y pobreza-, el precio del Bitcoin se encuentra dado casi con exclusividad por la oferta y demanda reflejado en su compra y venta, por lo que no tiene justificación el elevado valor en el que se comercializa. Del mismo modo, las bruscas fluctuaciones que ocurren constantemente en su cotización, llevan a pensar que el mercado del BTC encuadra en un esquema burbuja. Así las cosas, solo resta explicar cómo y porque ocurre la formación de las burbujas en el mundo Bitcoin. Recordemos que existen cinco etapas por las que atraviesa una burbuja financiera:
PRIMERA ETAPA. Se basa en la atracción para ciertos inversores dado un nuevo paradigma, el cual en el caso que nos ocupa es la creación de la tecnología Blockchain y el Bitcoin. Pero no cualquier inversor se encuentra dispuesto a colocar dinero en un mercado incipiente y desconocido, por nadie utilizado, donde es muy factible perder el capital inicial. Solo los multimillonarios o magnates aburridos y ávidos de momentos emocionantes pueden darse ese lujo, porque perder, por ejemplo, la friolera de U$S 10.000 no repercutiría en sus finanzas. Es aquí donde una persona (denominada “ballena” en la jerga de la criptoeconomía) comienza a concentrar grandes cantidades de la criptomoneda debido a sus precios bajos iniciales. De la misma manera, las personas que bajo el seudónimo de “Satoshi Nakamoto” crearon el BTC, constituyen una de las “ballenas” más importantes de la criptomoneda en cuanto a tenencia.
SEGUNDA ETAPA. Refiere al ascenso del precio o el inicio del "boom". Estos inversores iniciales multimillonarios por lo general controlan o son dueños de los principales medios de comunicación y de importantes firmas transnacionales, utilizadas para que el Bitcoin tenga amplia cobertura mediática y se amplíe su conocimiento en la población con el fin de atraer a un número cada vez mayor de inversores novatos con miedo a perderse lo que podría ser una oportunidad única, impulsándose así su precio. Tomemos como ejemplo a Elon Musk, dueño de la red social Twitter y CEO de Tesla (empresa que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos en EEUU). Mediante Tesla, ha estimulado la especulación en BTC al aceptarlo intermitentemente como medio de pago de sus productos. De la misma manera y aprovechando su popularidad, Elon, con simples tuits de la red social Twitter compartiendo sus inversiones en la criptomomeda, ha incrementado exorbitantemente el valor del Bitcoin. Básicamente, lo que está realizando el señor Musk es una manipulación de mercado para beneficiarse, pero como las criptomonedas no se encuentran reguladas -a diferencia de lo que ocurre con los valores negociables en el mercado de capitales-, estas situaciones no son ilegales.
TERCERA ETAPA. La euforia. El entusiasmo de los inversores se propaga por contagio psicológico de una persona a otra, amplificando en el proceso las historias que podrían justificar el aumento del precio e incorporando una clase cada vez mayor de inversionistas que, a pesar de las dudas sobre el valor real de la inversión, se siente atraído por ella, en parte por la envidia del éxito de los demás y en parte por el entusiasmo desmedido.
CUARTA ETAPA. Ocurre con la toma de ganancias por parte de las “ballenas”, que como se explicó precedentemente, son personas (en general magnates) con grandes tenencias de BTC, que comienzan a vender sus posiciones en bloque, posiblemente pactando o poniéndose de acuerdo entre ellos, haciendo que su valor baje. Así, probablemente las “ballenas” terminan haciendo uso de información privilegiada, lo cual a diferencia de lo que sucede en el mercado de capitales, no constituye delito por no encontrarse reguladas las criptomomedas.
QUINTA ETAPA. Conocida como el pánico o el estallido de la burbuja. Es la instancia donde el efecto contagio de salida es masivo y ya no se encuentran los suficientes compradores, cayendo los precios incluso a una velocidad mayor que con la que subieron antes. Una vez que esta caída es lo suficientemente pronunciada, aparecen nuevamente multimillonarios para recomprar BTC a precio vil y comenzar un nuevo ciclo de burbuja financiera, excusando el brusco descenso ocurrido, en una situación mundial particular (por ejemplo la guerra en Ucrania), generándose una nueva “oportunidad” de inversión.
La realidad denota la falta de sustentabilidad que tiene el Bitcoin, encuadrándose como uno de los mayores activos con menor valor demostrable jamás creado. Su precio está continuamente sobrevalorado, pero provoca a ahorristas con números que son tan tentadores como irreales. Los primeros inversores (multimillonarios, magnates) publicitan un negocio seguro y con altas tasas de rentabilidad para atraer nuevos inversionistas y producir un aumento en su precio. Luego se retiran con exorbitantes ganancias, haciendo bajar su cotización, dejando el negocio en perdida para los últimos inversionistas. De manera que paga generosamente a los primeros inversores a costa de los posteriores. Pareciera que más temprano que tarde, el ciudadano común entenderá que el BTC es un negocio para pocos y se agotará el esquema burbuja. Nada más lejano de la realidad. ¿O acaso las personas no vuelven a apostar en los casinos a pesar de saber que la “suerte” está siempre en su contra?