Según la Real Academia Española, "biógrafo" es quien escribe biografías, historias de vida de personas.
Pero para nosotros, "pibes de antaño", biógrafo era un sinónimo de cine.
- Mamá, me dejás ir al biógrafo... y nos daban las monedas, las "chirolitas" que necesitábamos para comprar
la entrada para ir a las inolvidables matinées de cine "continuado", es decir que uno podía quedarse y ver repetidamente la programación y que nos daba pié que al salir a comprar alguna golosina pidiéramos la "contraseña", un pedacito de cartulina de color que nos franqueaba la entrada otro día en el que coincidiese el color.
Películas mudas con fondo musical...
Películas sonoras y subtituladas...
"Números vivos" que actuaban entre películas, dado que eran tres por función. Aún resuena en mi mente y oídos la voz de "El indio araucano" en el cine Sol Mayo de la Avenida Nazca casi Jonte en la vecina Villa del Parque, hoy garage...
Sena, Taricco, Oeste, Río de La Plata, Pellegrini, Yapeyú, Sol de Mayo, Gran Bijou..., "fábricas de fantasias" donde llegábamos con nuestra alegría infantil.
Como olvidar las tardes con películas de "convoy" en el Taricco, querido cine cuidado por el acomodador Luciano a quien después de siete décadas seguimos recordando y seguir "escuchando" ese sonoro ¡ Lucianoooooo...!!! de cuando se cortaban las películas por lo viejas que eran esas ya "cansadas" copias.
Entrecierro los ojos y reaparecen el querido Carlitos Chaplin, el querible Luis Sandrini, la soñada Isabel Sarli, los galanes Carlos Thompson y Fernando Lamas, Doris Day, Tita Merello, Carlitos Balá y tantos más que el solo recordarlos enturbian la pantalla.
El "progreso" fue trasmutando esas salas en lugares de dudosos cultos, venta de coches, garajes, modernos edificios o locales cerrados como el Taricco, que luego de ser sede de un enorme supermercado, está a la espera de constituirse en un esperado Centro Cultural.
Tardes de "biografo" seguidos de una porción de muzzarella en "la Pinocho".