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25 de Abril 2019
HISTORIAS DE BARRIO
María del Rosario, una vida dedicada a la Educación
Escribe: Lydia Schiuma
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Los padres de María del Rosario, don Pascual y doña Juana, vivían en Cesar Díaz y Condarco, allí nació su hermano mayor. Aproximadamente en 1948 deciden comprar un terreno en la calle Gral. José de Artigas, entre Juan B. Justo y Tres Arroyos, para construir el taller del papá que era mecánico y tornero; él fabricaba aparatos ortopédicos, para las piernas de personas que habían tenido parálisis.
El “hobby” de don Pascual era preparar autos de carrera, tanto para los hermanos Gálvez, que vivían en Gaona y Condarco, como para el piloto Tirabaso.
Justo cuando compran el terreno se enteran que la mamá está embarazada nuevamente y deciden construir, no sólo el taller, sino también una casa para la familia.
María del Rosario nació en el Hospital Israelita. Sus primeros años fueron muy felices. Era muy traviesa. En el taller del padre trabajaban varios mecánicos, todos los días traían factura y alguien les sacaba alguna sin que pudieran darse cuenta de quien era. Hasta que se les ocurrió poner adentro de la factura grasa de auto. Así se descubrió a María del Rosario que mordió la factura, la escupió y se puso a llorar.
Otro día, la mamá la cruzó y la dejó para que comprara un morrón en la verdulería. La pequeña entró y vio que el verdulero se iba adentro con una señora que era "casera" en una vivienda de la cuadra, el comerciante al ver a la nena le dijo: -"Esperá que ahora vengo, nena" pero tardaba mucho en regresar, la mamá la llamó y la nena muy enojada tuvo que volver a casa sin comprar el morrón, diciendo: -"no se que están haciendo adentro" y como estaba tan enojada no sólo se lo dijo a su mamá, también se lo dijo al marido de la señora "casera", quien fue a casa de Mary a preguntar; don Pascual antes de dejar salir de su casa a su hija le pregunto: "-¿Vos le dijiste?. Explícale que no era su señora, que era otra y papá te va a comprar la muñeca que vos quieras" pero Mary no dio el brazo a torcer y dijo: -"yo no voy a mentir".
El barrio era por entonces muy familiar, sus padres eran muy amigos de don Carlos de la ferretería y su esposa doña Hortensia, de don Paco Díaz y su señora doña Eñe, dueños de la estación de servicio, de don Abraham y su hijo Natalio (que fabricaban matrices de motores), de Antonio y su hermano Aldo que tenían la tintorería, también de la hermana de ellos, que tenía una tiendita y hacia tocados de novia y arreglos florales.
Sarita y Albarrosa jugaban con María del Rosario y en el pasillo también jugaba con ellas el nene de la heladería que les llevaba cucuruchos y helados.
Había más varones que nenas. Los varones pasaban casi todo su tiempo libre jugando a la pelota en Tres Arroyos entre Artigas y Bufano, la única variante para ellos era cazar mariposas cuando las había.
El papá, en 1955 cuando se produjo la epidemia de poliomielitis, consiguió que en su casa aplicaran la vacuna “Salk” a todos los chicos del barrio, todos los vecinos lo apreciaban mucho.
Eran muy frecuentadas en la zona el almacén de don Mateo, que también vendía forrajes, en la esquina de Artigas y el Pasaje Ariel y el almacén de don Blanco en la esquina de Artigas y Tres Arroyos.
Pero la vida cambió bruscamente para toda la familia cuando el papá tuvo un accidente, todos los vecinos mostraron su solidaridad en ese momento especialmente la señora Hortensia.
Su papá estuvo siete años postrado, Pascual luchó mucho, atendiendo al enfermo y bordando para ayudar a sostener a su familia.
Mary iba desde los cuatro años al Jardín de Infantes de La Sagrada Familia donde también cursó las escuelas primaria y secundaria.
Cuando el papá tuvo el accidente, la hermana Angela fue una segunda madre para ella y la hermana Javiera, como una abuela. La amaron, la malcriaron, estaba medio pupila, pero se quedaba hasta que la vinieran a buscar, le daban la leche, le enseñaron a zurcir medias, a bordar, a hacer títeres y le decían: "Cuando estamos rezando el Rosario, te pones a dibujar".
Las monjitas la contenían, pero la obligaban a estudiar, a asumir sus obligaciones, a ser una persona de bien y la estimulaban a seguir carreras de acuerdo a sus aptitudes. Fue así como se convirtió primero en maestra.
Cuando estaba en segundo año murió su papá, se llevó cuatro materias, fue la única vez.
Siendo muy joven se casó con Roli, formando una pareja hermosa, que se apoyó mutuamente toda la vida; hoy con hijos y nietos, que son su mayor felicidad.
Fue gracias a ese apoyo que María del Rosario pudo realizar su tarea de educadora, sin abandonar su rol de madre y esposa. Sus hijas eran alumnas de la escuela en la que ella trabajaba, si tenía que trasladarse ellas lo hacían también.
Paralelamente estudió la carrera de Técnica Superior en Administración Educativa y la de Mediación de Adictos. Su gran sueño fue el funcionamiento de la “Escuela para Padres”, ya que la labor docente necesita apoyarse en los padres y a su vez debe contener a la familia. Es necesario preguntarle al padre: ¿Qué quiere para su hijo? Y a partir de ahí trabajar codo a codo, padres y docentes. El maestro, preparando sus clases y los padres apoyándolo a los docentes y a sus hijos.
Si un niño no aprende, no “rinde” hay que ver por qué, detectar que le pasó. No puede ser que padres y maestros estén enfrentados. Estas ideas las aplicó en su larga trayectoria docente.
En 1986 era titular, tanto en el turno mañana como en el turno tarde en la Escuela N°6 DE 12 “Alfredo Palacios”, en la calle Caracas al 2000. Luego fue dos años Secretaria Titular en la Escuela N°25 DE 12 en la calle Remedios de Escalada de San Martín al 2900. Luego fue Vicedirectora en el Instituto Bernasconi y ella eligió ser Directora en la Escuela N° 17 del DE 19, en Villa Soldati donde se jubiló.
Recuerda con admiración y cariño al Supervisor Escolar Pepe Schwasman, de quien aprendió mucho.
Cuenta que siendo Directora cuando una maestra citaba a un padre, ella lo recibía preguntándole si deseaba saber el motivo porque la maestra lo había citado. Luego le aclaraba, que si el padre lo deseaba ella borraba la citación, pero si quería conocer los motivos de la misma, lo acompañaba a la entrevista. Fueron las ideas que llevó a la práctica María del Rosario en su carrera educativa.