2 de Marzo 2025
RECUERDOS DE LOS CORSOS DE BARRIO
"Alegre máscarita..."
Escribe: Angel Kandel

 

 

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Así lo cantó hace tiempo Agustín Magaldi y así vivíamos esos días de alegría, a veces descontrolada, de nuestra niñez.
"Alegre mascarita...", "Sacate el antifaz..." eran célebres letras a las que uníamos nuestro acervo carnestolendo y, corcho quemado mediante, pintábamos nuestros rostros de negro y nuestros labios con ese rojo intenso que nos daba alguna tía vieja y salíamos a cantar.
"Esta murga se formó un día que llovía..." y terminaba siempre con el pedido de "...y a nuestro Director unas cuantas "chirolitas".
Pero a esas murguitas de la barra de la esquina las superaban las comparsas barriales, esas que ensayaban largos meses, las que tenían su propio vestuario con las levitas para los varones y las mínimas polleras para las poquitas mujeres que se atrevían a acompañar.
En nuestro barrio era muy conocida y reconocida "Los Locos de La Paternal" que se juntaban y ensayaban en Terrero y Biarritz dado que "Pocho" Zamudio, su mentor al igual que "Oriente", vivía en esa cuadra frente a la panadería "La Margarita".
Al pasar por esa esquina donde vivía "Dolores, la Petenera", todavía me resuena esa estrofa que decía: "...ese que toca bombo y platillo / los calzoncillos no se los cambió/ hace lo menos siete semanas/ que tiene ganas de cambiárselos..."
Llegado el Carnaval eran esas Comparsas que se presentaban en los escenarios de los corsos barriales o en el oficial en el centro de la ciudad organizado por la Municipalidad. 
Las serpentinas volaban, el papel picado nublaba la noche, el agua perfumada que venía en pomos de plomo, eran usados para "bautizar" a las bellas niñas que escondían sus caras detrás de caretas o antifaces y a quienes se les hacía cosquillas con los plumerillos.
Cómo no recordar "La guerra del agua" que se desataba en las calles donde baldes, palanganas y mangueras eran "las líquidas armas" de la contienda, hasta las sencillas bombitas de agua hechas con globitos de goma llenados en las canillas. 
La "Gran Guerra" era la que año tras año se desataba en la Costanera Sur donde "guerreros" de todos los barrios se daban cita.
También los cines dejaban de proyectar películas por las noches, siendo ocupados sus escenarios por esas formaciones que al compás de sus bombos cantaban sus creaciones y con sus contorsiones alegraban a la bulliciosa platea. Recuerdo fielmente esas veladas en el querido Cine Sena, en el Sol de Mayo entre tantos otros. 
Como olvidar los famosos "8 GRANDES BAILES 8" que ofrecían los clubes importantes que contrataban a las más famosas orquestas. Juan D'Arienzo, Pugliese, Di Sarli...para los tangueros y las orquestas características de jazz y el incipiente rock.

Y así como sólo queda en la memoria esos días de desenfreno, todavía resuenan esos versos que decían:
"Con cuatro hierros locos,
armamos un auto Ford
y dimos la vuelta al mundo,
sin ruedas ni motor.
Tenemos papel picado,
tenemos serpentinas 
y ahora que nos vamos, 
queremos la propina"