El pasado fin de semana, el Centro Cultural Resurgimiento vibró con la emoción, el talento y la magia del teatro. Los días 4 y 5 de mayo, la sala de Artigas 2262 se llenó hasta el último rincón para recibir En el Aire, la aclamada obra protagonizada por Facundo Arana y dirigida por Manuel González Gil.

Desde mucho antes de las 20 hs, una larga fila de espectadores desafiaba la amenaza de lluvia. El entusiasmo por ver la obra era evidente en las miradas cómplices de vecinos y familias, y en ese murmullo creciente de quienes intuían que estaban por vivir una noche especial.

Y así fue. Apenas Facundo Arana pisó el escenario, con una energía desbordante, comenzó un viaje emocional profundo y honesto. Risas, lágrimas, recuerdos, esperanza. Nadie quedó afuera. Porque En el Aire no es solo una obra: es un espejo. Un reflejo de nuestras identidad, de nuestras historias, de nuestras pérdidas y nuestros sueños. Y, sobre todo, de lo que somos cuando nos juntamos en una sala como la de Resurgimiento, donde el teatro se siente como en casa.

Arana encarna a Marcos, un locutor de radio que viaja a un pueblo del interior para transmitir desde un teatro, que en una sola noche ve cómo su vida da un giro inesperado. Sobre las tablas del viejo y olvidado Teatro Anamulér, el actor no solo actúa: toca el saxo, canta, baja a la sala, dialoga con el público y se mete de lleno en los corazones. Entre risas por las discusiones telefónicas con su ex mujer e hijo, y reflexiones profundas sobre la muerte, el arte y el amor, la obra se vuelve un espacio compartido de humanidad.

En el Aire lleva más de una década recorriendo escenarios de todo el país y el mundo. Con más de 1000 funciones a cuestas, sigue viva, renovada, cercana. Facundo Arana la llama “la más linda del mundo”. Y con razón: “La defino así porque es un texto tan glorioso, maravilloso, que defiende la cultura, el arte y la historia de cada una de las cosas que nosotros habitamos”, expresó emocionado. Y agregó: “Nuestra alma sonríe cuando vemos que pasan esas cosas”.

Al finalizar la función, con una sala que no dejaba de aplaudir de pie, Arana se tomó un momento para hablar con el público. Y sus palabras fueron, una vez más, puro teatro: “Esto que se levantó hace ya más de 20 años, con alguien diciendo ‘esto va a ser algún día un lugar que va a ilustrar a todos los vecinos’, hoy es realidad. Acá ocurre la magia. Esto es arte, esto es amor al arte. Ese es el espíritu del teatro. Y ese es el espíritu de todos nosotros”.

Con humildad, agradeció a su equipo, al director Manuel González Gil –“lo vi escribir esta obra delante mío y no lo podía creer”–, al músico Martín Bianchedi, y a su productor y sonidista

A cada persona del público: “Sabiendo que iba a llover, ustedes dijeron ‘che, vamos al teatro’. Muchísimas gracias por venir”.

La función contó también con la presencia de la Secretaria de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, que acompañó esta celebración de cultura y comunidad.

En el Aire pasó por Resurgimiento, pero dejó mucho más que una obra: dejó un suspiro colectivo, una ovación emocionada y la certeza de que el teatro sigue latiendo fuerte en cada rincón donde haya un público dispuesto a escuchar y sentir.