Cada 10 de marzo, el barrio se envuelve en los acordes del rock para celebrar la vida y obra de uno de sus más grandes íconos: Pappo. Este año no fue la excepción, ya que amigos, fans y familiares se congregaron para recordar al genio de la guitarra de La Paternal en lo que habría sido su cumpleaños número 74.
Hace 16 años que esta tradición toma forma en la plaza, un tributo sincero y emotivo al gran Carpo, como cariñosamente se le conocía. Fue en 2008 cuando la calle Andrés Lamas se convirtió en escenario, y desde entonces, cada año, centenares de seguidores se unen para rendirle honor al inmortal legado musical que nos dejó.
El paisaje de la plaza cambia drásticamente en esta fecha tan especial. Las motos rodean el lugar, la cerveza fluye, y las camisetas negras con la imagen del Carpo inundan la vista. Entre risas y anécdotas, los fanáticos se acercan al monumento del ídolo para capturar el momento con una fotografía, mientras que parejas que se conocieron al ritmo de sus acordes ahora llevan a sus hijos para que sean parte de esta experiencia única.
Desde el mediodía, el escenario en la esquina de Av. Boyacá y Andrés Lamas vibró con la energía de más de 20 bandas tributo y reconocidos músicos del ámbito nacional. Glassrows, Conejo Jolivet Band, Los Pepas, Emanuel Garcia Lopez, Daniel Rappo, Botafogo, Fede López, Carlos Gardellini Band, Bolsa González, Alambre González, Claudia Puyó, Kronos, Alejandro Lerner, El Tucu y los parroquianos, Paquete de Tres, Napo Samovar, Juan Cavalli, Ruedas de Metal, Chevi Rockets, Giuseppe Puopolo, César Tagle, Cristina Dall, entre otros, hicieron vibrar los corazones de todos los presentes.
El evento, conducido con maestría por Gustavo Lutteral y Juan Acosta, fue posible gracias al incansable esfuerzo de Liliana Napolitano, Fernando Fernández y la Patota del Blues, quienes año tras año se empeñan en mantener vivo el espíritu del rock en honor a Pappo.
Así, entre notas de guitarra y aplausos, la ciudad se unió una vez más para recordar al eterno Carpo.
Pappo y el barrio
Corrían los primeros años de la década del ´80, nosotros nos habíamos mudado de la vieja casa de Tres Arroyos y Nazca a la que ocupamos en la actualidad en Tres Arroyos y Gral. Artigas, pero continuábamos llevando a nuestra gatita “Dulcinea” al consultorio de la Dra. Patricia Flores, que se encontraba en el local de la planta baja, que pertenecía a un edificio construido en un terreno de la esquina noreste de la intersección de Belaustegui y Nazca.
En ese lugar anteriormente, en las décadas del ´40 y ´50, era utilizado por la fábrica “Particulares” para recreación de su personal, en el que se destacaba un gran cartel en el que un toro embestía un obstáculo con sus cuernos, que simbolizaba que era fuerte porque era argentino.
Fue en la veterinaria mencionada, donde vimos por primera vez a un joven de la edad de mis hijas, poco más o menos, que entraba muy angustiado porque sin querer había atropellado a un perrito con su moto y lo llevaba para que la Dra. Flores lo cure. Varias veces nos encontramos en la veterinaria hasta que mi gatita y el perrito sanaron, como el dueño del perrito no apareció, el joven lo adoptó; ese muchacho era Pappo.
A partir de ese momento, cuando lo encontrábamos en distintos lugares del barrio, negocios o por la calle siempre nos saludaba, con algún comentario amable.
Pappo era muy cariñoso con los chicos, si lo saludaban o le hablaban, él siempre tenía una palabra gentil para ellos.
En los comercios tenía muy buen trato con todos y recibía con una sonrisa las bromas que le hacían los muchachos; en el puesto de diarios pedía: “Me vende un Clarín”, con su voz particular, como aclarando que no iba a aceptar ningún regalo.
Recordaba sus años de escuela primaria en la “Alfredo Palacios” y confesaba: “Yo digo que vivo en La Paternal porque nadie sabe dónde queda Villa Mitre”.
Su figura siempre acompañada de uno o dos perros, en la puerta de su casa, en el taller, o anteriormente en la fábrica de los Napolitano, que se encontraba en Juan B. Justo entre Bufano y Galicia está grabada en la memoria de muchos vecinos del barrio.
En un reportaje que le hicieron, con motivo del centenario de La Paternal, le preguntaron: "¿Qué es La Paternal para vos, Pappo?", a lo que el Carpo respondió "¿Cómo qué es La Paternal para mí? La Paternal es mi casa... A pesar de que me fui mil veces, siempre regresé a mi barrio".