Fue en 1939 que el lápiz de Francisco García Jiménez escribía la letra y dibujaba la música en un pentagrama de ese hermoso tango al que intituló "Lunes" y que reza "...el almanaque nos bate que es lunes..."
Nuestro almanaque nos bate que es febrero, o quizás marzo y que para ese entonces "cae" Carnaval.
Es una fiesta propia de diversos países que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, que inicia con el Miércoles de Ceniza, Jueves lardero y acaba el Martes de Carnaval.
Combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan coplas, desfiles y fiestas en las calles y se usaban máscaras. Era un período de permisividad y algo de descontrol.
El origen podría estar en las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor al Rey Baco, el dios romano del vino, las Saturnales y las Lupercales o algunas otras tantas celebradas en tiempos muy remotos.
Pero si dejamos el tango, las fiestas paganas y a Baco con su vino y su narizota roja, nos encontraremos con los festejos de nuestro Carnaval.
Era tradición tirarse con agua y eran muy famosos los juegos de agua que se realizaban en la Costanera, hoy Costanera Sur.
Pero en los barrios, y el nuestro no escapaba a esa celebración, también los baldazos de agua quitaban lo atildado de una señorita que pasaba por allí, los globitos de agua que llenados insertándolos en alguna canilla hacía que al chocar con la humanidad de alguien explotase y lo mojase.
Era fiesta, era alegría, era algarabía pero también desenfreno.
Más amén del agua se formaban las murgas de Carnaval que cada grupito esquinero, ese "barrio de cuatro esquinas", formaba y con caseros, muy caseros disfraces, pintadas de cara que más de una vez era con carbón o un corcho quemado pasado por la nariz y las mejillas, maquillaban a los improvisados murgueros que cantaban y pedían propinas.
"Esta murga se formó,
un día que llovía,
por eso le pusimos
"Terrero y Compañía"
Pero a esta improvisación carnestolenda, también estaban los Grupos Murgueros que tenían su vestimenta especial, sus canciones para ese propósito, sus bailes y contorsiones.
Esos Grupos eran convocados por los Cine-Teatros de la zona y había verdaderos desfiles y competencia porque se hacian comparaciones.
Cines como el Sena, Taricco, Oeste, Yapeyú, Sol de Mayo, abrían sus escenarios y eran verdaderas fiestas pletóricas de canciones picarescas y danzas contorsivas.
En nuestro barrio eran famosos "Los Locos de La Paternal" apadrinados por "Pocho" Zamudio, hacedor también del famoso equipo "Oriente" que saliese subcampeón de los Campeonatos Infantiles Evita.
Pero volvamos a "Los Locos..."
Era un verdadero compromiso pertenecer a la agrupación y eran muchos los meses de ensayos.
Muchas veces se los veía en la esquina de Terrero y Biarritz con sus ensayos de bailes y canto,
"Y a los compases del bombo, que nos toca el Gaucho Elías..."
hasta otras veces que un poco más procaces para aquella época, para ese entonces, entonaban...
"Ese que toca bombo y platillo,
los calzoncillos no se los cambió,
hace lo menos siete semanas
que tiene ganas de cambiárselos".
Famoso era el Corso de la Avenida de Mayo pero a veces, tímidamente, se armaban otros más sencillos pero no menos sentidos en los barrios.
Serpentinas, plumerillos con los que se hacia cosquillas a las chicas que pasaban y que, con grititos pero de satisfacción, "escapaban" quedándose para una repetición.
Pomos de agua, primero de plomo que se "achataban" enseguida, hasta los recargables de goma...
Murgas y murguistas, pomos y serpentinas, corsos y cines...
Un Carnaval que fue, una época que se fue...