25 de febrero 2024
EDUCAMOS PERSONAS, FORMAMOS JUGADORES
“Argentinos es la cuna del fútbol juvenil”
Escribe: Marcelo Corenfold

 

 

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Marcelo Ríos es otro de los entrenadores a cargo de la formación de las futuras estrellas de Argentinos Juniors. A pesar de su juventud, cuenta con una larga trayectoria dirigiendo categorías formativas y se considera un privilegiado por ser el director técnico de la cuarta división del Semillero del Mundo. En su caso, el ADN del Bicho llegó por el lado de su tío Rubén “Lechuga” Ríos: un habilidoso mediocampista que jugó en nuestro club a partir de 1977 y que compartió plantel con Diego Armando Maradona. Antes de ser compañero del mejor de la historia, debutó y se consagró campeón con Huracán de la mano de César Menotti en 1973.

Tras hacer su propio proceso formativo como jugador en Atlanta y San Telmo (donde llegó a jugar en reserva), Marcelo realizó el curso de entrenador con apenas 23 años de edad. Allí comenzó un largo periplo en el que dirigió varias divisiones y fue coordinador de juveniles en el club de la Isla Maciel. Su juventud era tal al momento de comenzar a trabajar al punto de haber dirigido futbolistas de la categoría 1979, habiendo nacido él en 1974. También trabajó en Ferro Carril Oeste, en Arsenal de Sarandí y en Los Andes, donde regresó a la función de coordinador. Recuerda con cariño aquel cargo que ocupó por tanto tiempo en clubes del ascenso, en los que por momentos sentía que ocupaba todas las funciones al mismo tiempo ante lo modesto de los recursos disponibles.

Eso cambió cuando llegó a Argentinos en 2016, en lo que él mismo define como un gran salto adelante en su carrera. Se inició como ayudante de campo de Raúl Sanzotti. Al tiempo, comenzó a desempeñarse como entrenador de la cuarta división. Después, pasó a ser asistente de José Luis Calderón en la reserva mientras conservaba el puesto en cuarta (siendo éstas dos divisiones que suelen manejarse de manera bastante coordinada). En 2020 quedó a cargo de la séptima división, en donde dirigió a las categorías 2004, 2005 y 2006. Un año atrás regresó a la cuarta. En estos años tuvo el privilegio de aportar a la formación de figuras como el campeón mundial Alexis Mac Allister, Gabriel Florentín y Damián Batallini, además de otros cracks incipientes como Tobías Palacios y Thiago Santamaría.

Poniendo la lupa sobre su labor, explica que la clave en cuarta división es el aspecto emocional. Al ser una instancia decisiva por el inminente salto a reserva o primera, se debe ejercer un acompañamiento estrecho de un jugador que ya llega formado en cuestiones tácticas, físicas y técnicas. Es aquí cuando se pone en juego la tarea multifacética que desempeña un entrenador, que incluye prestar atención a los aspectos psicológicos, médicos, físicos y futbolísticos. A diferencia de categorías anteriores, el trato en la cuarta ya es mucho más profesional y se asemeja al que se tiene con el jugador en primera.
Algo de sumo interés que también se enfatiza en esta división es el desarrollo de habilidades fuera del fútbol para contribuir al crecimiento personal de los jugadores. Si bien todo está dado para brindarles herramientas para que cumplan el sueño de llegar a primera, se considera la posibilidad de que algún jugador no alcance ese objetivo. Por ello, son frecuentes las charlas y experiencias para darles a conocer otras herramientas de inserción laboral y profesional. Como siempre sucede en nuestro club, antes que el futbolista está la persona. Luego de años de un arduo proceso formativo, el jugador debe comprender que no sólo se trata de madurar sin perder de vista una filosofía de buen juego. También hay que apuntar al crecimiento personal afuera de la cancha. Con profesionales de la talla de Marcelo Ríos, verdaderamente pendientes de cada detalle, confiamos en que disfrutaremos por muchos años más de grandes valores provenientes del Semillero del Mundo.