Para los organismos internacionales, la Argentina es considerada un país libre de analfabetismo sin embargo, la tasa de alfabetización viene disminuyendo lo que representa una mala señal para la calidad de vida de los habitantes. Dentro de la población estudiantil, al menos un tercio de ésta, manifiesta serias dificultades para entender lo que leen, es decir que son sujetos que leen (proceso de decodificación del lenguaje escrito) pero no les alcanza para entender el contenido de la lectura. Se los llama analfabetos funcionales y son una gran cantidad de chicos y chicas que, pese a asistir a la escuela, no logran adquirir la habilidad de un lector competente para la apropiación de contenidos y uso de los mismos en situaciones cotidianas.

Actualmente, el sistema educativo argentino está regulado por la Ley de Educación Nacional, sancionada en el año 2006. Allí se asigna al Estado la responsabilidad de garantizar la igualdad y la gratuidad de la enseñanza.

Esta ley permite que toda la población pueda acceder a una educación de calidad, que garantice la igualdad de oportunidades y la equivalencia de los resultados, más allá de las diferencias de origen.

En la Biblioteca Popular “Juan María Becciú”, ubicada en Pasaje Granada 1660 (casi esquina Seguí), funciona hace más de 15 años dos escuelas primarias Gratuitas para mayores de 13 años, que otorgan títulos oficiales.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires envía a los maestros a través del Programa Centros Educativos de Adultos y Adolescentes del GCBA, entrega viandas y materiales simples, y el resto lo dispone la Biblioteca (no recibe subsidios por este servicio a la comunidad) incluso pone a disposición a la Bibliotecaria de turno.

Norberto Zanzi (Presidente de la Asociación) nos cuenta: “Por nuestra institución pasaron analfabetos, discapacitados y mayores de 80 años. Las clases son grupales pero con enseñanza personalizada en un ambiente cordial. Cursaron analfabetos, con cierta patología mental, que recibieron su título primario y después terminaron el secundario. Lo que se busca es que tengan los conocimientos básicos necesarios para recibir el título primario.
Hay algunos que por su discapacidad no lo reciben el título pero se pueden desenvolver mejor en su vida Hay otros que aprenden solamente a leer y escribir, y se les otorga el título de no analfabetos.
Es muy lindo cuando a los 50 años pueden escribir por primera vez su nombre”.

Las clases comienzan el 6 de marzo pero por la modalidad de la enseñanza se puede ingresar en cualquier momento del año. La duración de las clases son de dos horas por la mañana, y se dictan en distintas instituciones de la ciudad brindando una importante ayuda social.

Desde la Biblioteca demuestran preocupación por la continuidad del programa, Norberto nos explica: “ Teníamos dos horarios y nos redujeron a un horario con dos maestros, uno viene de un centro que cerró. El año pasado nos sacaron la Combi que traía alumnos discapacitados; cada vez nos van pidiendo más cosas y tememos que quieran cerrar este servicio tan importante. Si aumentamos los alumnos tendrán que volver a dos turnos y no tienen excusas para cerrar. Ellos lo llaman traslados unificando dos C.E. Hay mucha gente que por vergüenza u otros motivos les cuesta anotarse, les pedimos que se acerquen y les explicamos y sacamos todas las dudas que tengan”, afirma Zanzi a Nuestro Barrio.

“Educación Popular” es un concepto que en español significa algo más que el inglés “popular education” o el francés “education populaire”. En él resuena de alguna manera lo emancipatorio, el elemento liberador, la autodeterminación de las masas populares oprimidas y explotadas, el proceso de conocimiento gracias al cual las personas que siempre se han visto marginadas de los bienes de la sociedad, de la educación y de los procesos de decisión, se sienten impulsadas a pensar colectivamente su realidad, toman conciencia de que ésta no va a se mejorada desde arriba, sino que tiene que ser transformada por ellas mismas, y se organizan para el cambio social. José Rivero.