Hace más de 5.000 años en el antiguo Egipto y en las saturnales del Imperio Romano, se practicaban fiestas paganas donde los romanos se entregaban a los designios de una deidad de la mitología griega. El Rey Momo, Dios de la burla y la locura, era representado por la gente disfrazada que gastaba bromas en público en este período de locura. Tanto en Roma, como en la antigua Grecia, los festejos eran en honor a dioses con máscaras y disfraces que paradójicamente desenmascaraban excesos – comida, bebida y sexo –. Estaba permitida una oportunidad única en el año para “sacar el diablo fuera del cuerpo”. El carnaval alentaba a los mortales a ser completamente irracionales y tal como el Rey Momo, bufones de si mismos.
Situados en nuestro país, hace más de 10 años vuelve a surgir el carnaval, gracias a los murgueros que la dictadura de 1976 no logró borrar. Años después, rondando los '90, una ordenanza, declaró a las murgas patrimonio cultural de la sociedad y logró impulsar los festejos de febrero.
El 4 de febrero la ciudad se cubrió de color, brillo y baile porque más de cien murgas salieron a las calles a festejar, una vez más, la llegada del mes del Carnaval. El intenso calor que caracterizó este verano 2012 no acobardó a nadie y los vecinos de cada barrio acompañaron a sus comparsas en las noches de baile.
Organizado por la Comisión de Carnaval dependiente del Ministerio de Cultura porteño, hubo 35 corsos en distintos puntos de la Ciudad a lo largo de todos los fines de semana de febrero.
En nuestro barrio
• Los tradicionales corsos de nuestro barrio volvieron a presentarse en Av. Nazca, entre César Díaz y San Blas, los sábados 4, 11, 18 y 25; domingos 5, 12, 19 y 26, lunes 20 y martes 21. Y en Av. San Martín, entre Av. Juan B. Justo y Camarones los sábados 4, 11, 18 y 25; domingos 5, 12, 19 y 26; lunes 20 y martes 21.
• El viernes 17 a las 20.30 hs. se realizó el Festejo de Carnaval en la Plazoleta Raymundo Gleyzer, situada en Av. Donato Alvarez y Espinosa. La invitación llegó desde la agrupación La Tendencia Nacional y Popular que pregona ganar las calles del barrio, viviendo el carnaval a todo trapo. Desde la agrupación mencionan estar convencidos que hay muchos motivos para festejar, y que los festejos populares deben volver a la calle, recuperando nuestras tradiciones y todas sus expresiones artísticas, porque queremos que todos seamos parte, todos participando, y no sólo consumiendo como nos proponen quienes ven en la cultura tan sólo un negocio.
El encuentro contó con la presencia de vecinos, el juntero de la Comuna 15 Luis Cúneo, Víctor Pampa, la agrupación Vientos de Alah, El Centro de Murga La Leyenda Murguera, entre otros, también hubo juegos para toda la familia, máscaras y un gran baile popular. Se convidó con choripanes y gaseosas a los concurrentes. El evento se realizó ajeno al cronograma de carnavales que propone el Gobierno de la Ciudad, promoviendo así nuevas alternativas al festejo en cada barrio.
Según lo que comentaron es salir un poco del cronograma de carnavales que ya están funcionando desde hace muchos años y proponer distintas alternativas. Este encuentro formó parte del “Festejo Popular en la Calle” que reúne a un conjunto de organizaciones culturales, sociales y políticas.
En el interior del país
En Gualeguaychu, Entre Ríos, las comparsas se visten con plumas y lentejuelas, y logran convocar para cada presentación un público de más de 35.000 personas. En el Norte, lejos de las lentejuelas, el Carnaval se mete en las tradiciones indígenas, con bailes típicos, coplas, rituales a la pachamama, comidas regionales, música autóctona y disfraces. En la Quebrada de Humahuaca, la inauguración oficial empieza con el desentierro del Carnaval, el 17 de febrero. De inmediato, aparecen diablillos que bajan de los cerros bailando al ritmo del carnavalito.