Diego Fernando Gómez es otra de las personas que trabajan cotidianamente en el Semillero del Mundo. Actual entrenador de la cuarta división, tiene la particularidad de haber dirigido a todas las categorías con la única excepción de la quinta. Incluso llegó a desempeñarse como ayudante de campo en primera división durante los interinatos de Fabián De Sarasqueta y Cristian Zermatten. Sin embargo, al igual que la mayoría de quienes conducen a las distintas categorías del club, tiene una historia de largo plazo en Argentinos Juniors.
Llegó al club por recomendación del recordado César Mendoza. Se inició como jugador en el baby fútbol de Excursionistas. Tras una prueba en River Plate y la propuesta de formarse allí, decidió probar suerte en Argentinos incluso teniendo la certeza de poder jugar en la novena del club de Núñez. Realizó su prueba en Malvinas y fue detectado por don Francis Cornejo, el más ilustre buscador de talentos del país. Cuando Cornejo le preguntó cómo se llamaba y Gómez le contestó “Diego”, le brillaron los ojos y le dijo “¡qué nombre!”.
A pesar de que recuerda que sus primeros pasos estuvieron guiados por Carlos Balcaza y Oscar Refojos y que todos los DT le dejaron alguna enseñanza, hay uno al que destaca por sobre el resto: José Néstor Pekerman. El entrerriano lo tuvo en sexta división y de inmediato lo incluyó en la reserva. Hoy lo reconoce como el guía fundamental en su camino como futbolista. De él aprendió algo muy importante que intenta transmitir: que un formador siempre acompaña y contiene pero que también tiene que tener la autoridad de cambiar de jugador o de corregirlo en función de lo que corresponda. Es por eso que reconoce que es un modelo a seguir para él y para todos los entrenadores que alguna vez fueron futbolistas de las inferiores de Argentinos.
Alcanzó la primera de la mano de Nito Veiga, quien solía incluirlo en el banco de los suplentes. Sin embargo, el plantel de finales de los ochenta y principios de los noventa tenía una sobreabundancia de jugadores en su posición. Figuras como Carlos Javier Mac Allister, Osvaldo Rodríguez, Néstor Lorenzo, Osvaldo Coloccini, Juan Gómez o Leonardo Asencio alternaban en sus posiciones en aquellos tiempos. A pesar de la competencia tan feroz como leal con semejantes compañeros, alcanzó a jugar cinco partidos en la primera del club, debutando en 1992 con el histórico “Piojo” Yudica en el banco. 30 años después, recuerda con gran cariño las tardes posteriores a los entrenamientos, cuando él y sus compañeros del plantel profesional compartían horas de charlas entre sandwiches y gaseosas en una fiambrería cercana al estadio. Finalizado su contrato, encontró lugar en Chile gracias a una gestión del propio Pekerman.
Regresó a Argentinos en 2008, convocado por Adrián Domenech. El “ruso” lo ubicó como asistente de Hugo Garelli en novena división y al poco tiempo fue nombrado DT de la octava y asistente en la reserva. Desde aquellos tiempos, tiene dos premisas fundamentales: la primera es dejar una enseñanza a cada jugador que lo haga crecer desde lo deportivo y lo humano, marcándole un camino de lo que es correcto. La segunda es un gran hambre de triunfo, pero bajo ciertas reglas de respeto y no a cualquier costo. A pesar de los enormes cambios que acontecieron tanto en el fútbol como en la sociedad, busca respetar esa filosofía a rajatabla. Atrás quedaron sus años de juvenil cuando entrenó en lugares tan dispares e inconvenientes como la Agronomía o Campo de Mayo en que la precariedad material del club se compensaba con el compromiso y la sabiduría de los DT y el talento de los jugadores. Actualmente, se imparten los mismos valores pero en las mejores condiciones gracias al desarrollo acelerado que se dio en el CEFFA en los últimos años.