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11 de Diciembre 2018
DÍA NACIONAL DEL TANGO
Marca imborrable en nuestra radiografía social
Escribe: Ivanna Rodríguez
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Ben Molar impulsó la instauración del 'Día Nacional del Tango', que se festeja en todo el mundo cada 11 de diciembre. Esta fecha nació de un modo más que especial. Era una noche de 1965. Ben Molar estaba parado en la esquina del tango, esquina que, según sus palabras, "es la que mis amigos Francisco Pacránico y Celedonio Flores hicieron que se llamara Corrientes y Esmeralda...". Iba camino de la casa de Julio De Caro para festejar su cumpleaños cuando le surgió la gran idea: asoció la fecha de nacimiento de De Caro con la de Carlos Gardel. Cayó en la cuenta de que, además de ser las dos grandes vertientes, eran los dos grandes creadores nacionales.
Presentó entonces la propuesta al Secretario de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Ricardo T. Freixá, quien le pidió la conformidad de las entidades artísticas. Ben Molar consiguió así la conformidad de Sadaic, Argentores, Sade, Casa del Teatro, Sindicato Argentino de Músicos, Unión Argentina de Artistas de Variedades, Academia Porteña del Lunfardo, Radio Rivadavia, Fundación Banco Mercantil, La Gardeliana, Asociación Argentina de Actores y Asociación Amigos de la Calle Corrientes.
Once años más tarde, después de mucho recorrer y de observar cómo sus pedidos quedaban en cajones oficiales, amenazó cordialmente al Secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires, Ricardo Freixa, con hacer una gran movilización radial, televisiva y gráfica anunciando la organización de un festival monstruo en el Luna Park en apoyo del 'Día del Tango'. Así, junto con una delegación de la Asociación Amigos de la Calle Corrientes, le pidió a Tito Lectoure el Luna Park para el 11 de diciembre.
A las dos horas del ultimátum se produjo el milagro: la promulgación del decreto anhelado durante tantos años. Así, el 29 de noviembre de 1977 Ben Molar recibió la noticia de que había sido firmado el Decreto Nº 5830/77 de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

Buenos Aires y el tango

El tango nace en los arrabales. De la pareja esquinera de varones danzantes, cuya demostración era frecuentemente interrumpida por la llegada de la policía, el tango pasa a escucharse en los lugares más disímiles en los que se refiere a moralidad y concurrencia: las romerías españolas, los cafés y los piringundines, hasta alcanzar los salones, el patio del conventillo, el cabaret y la casa de familia, en una conquista avasallante. El gran número de inmigrantes, hombres solos, desarraigados, actúa como motor para acrecentar un negocio muy redituable, la prostitución. Y el tango no es ajeno a ello. Uno de los sitios más famosos de la mala vida de la ciudad fue el de la calle del Pecado o del Aroma donde hoy esta emplazado el Ministerio de salud y desarrollo social (ex Ministerio de obras públicas), en Avenida 9 de Julio y Moreno. En los patios de los prostíbulos, en las amplias antesalas y como complemento de la actividad principal de la casa, las pupilas tenían por costumbre bailar con la clientela. La reunión, que se iniciaba al anochecer y continuaba hasta la madrugada, era amenizada por músicos que tocaban de oído algunos temas populares. Formaban dúos o tríos compuestos, en un comienzo, por guitarra, flauta y violín. Con el tiempo, ingresaron organitos a algunos burdeles suburbanos y, los de mayor categoría, incorporaron el piano. A su vez, los más modestos, apelaron a las pianolas que no necesitaban ejecutante. Y fue esa mixtura de baile y prostitución la que impulso la creación poética y musical de temas prostibularios. Un tango que se llamó “Dame la lata” donde se contaba la vida del prostíbulo. A las “señoritas” se les asignaba un número y cada caballero que la visitaba recibía una lata por parte de la madame con el número de la señorita que indicaba que ya había pagado por sus servicios.
Continuando con aquellos sitios donde el tango fue y es protagonista en una gran metrópolis, con su eje vertebral en la avenida Corrientes, llena de cines, teatros, salas de espectáculos, restaurantes, abiertos hasta bien entrada la madrugada, dan a Corrientes el adjetivo de ”la que nunca duerme”. Tan ligada al tango y al sentir porteño. A partir de 1934, al establecerse el sábado inglés, aumentó la afluencia de jóvenes hacia la zona céntrica. Pasó a ser la encrucijada de la vida nocturna y tanguera.
En los años 20 se iba a bailar el tango al “Chantecler” que fue un cabaret; estaba situado en la calle Paraná entre Corrientes y Lavalle. Una avenida que fue inspiración de diversos tangos, entre ellos: A media Luz, Calle Corrientes, Corrientes Angosta, Tristezas de la calle Corrientes.
Por iniciativa de Ben Molar (compositor y representante de artistas) se colocaron, en cuarenta esquinas de la avenida Corrientes, placas de bronce con el nombre de reconocidas figuras del tango.
Los cabarets como “El Tabaris”, de Corrientes y Suipacha, y el “Marabú” fueron lugares de actuación de Francisco Canaro, Aníbal Troilo, Carli Di Sarli.  Las coperas amenizaban el ambiente. Se vestían de Soirée y acompañaban a los solitarios concurrentes. Sus tragos casi siempre eran una mezcla de agua con colorante, porque eran chicas de clase. Se dice que muchas de ellas lograron atrapar a más de un conocido y casarse con ellos.
De su baja cuna, a su encumbramiento como baile en los salones aristocráticos, el tango recorrió un curioso camino de ida y vuelta. Para sus primeros años los “niños bien” de Buenos Aires no tenían reparos en bajar a los arrabales para divertirse, bailar y, de paso, levantarse alguna mina o alguna “milonguita”. Y para acercarse a la mujer no conocida, nada mejor que el tango. Por supuesto, el tango no era aceptable en sus casas, ni bailable con las señoritas de su ambiente y por esta razón permaneció durante muchos años como algo marginal y de clase baja. Entre los mejores bailarines se lucían “los niños bien” como Ricardo Guiraldes, Florencio Parravicini, Jorge Newbery, entre los más antiguos. Pero seguía restringido en los salones de las clases altas. Sin embargo, los viajes de estos patricios a Europa, especialmente a París, fueron el desencadenante. Buenos Aires, se miraba a París, y la aristocracia porteña quería hacer de la Gran Aldea, “La París de Sudamérica”. Los padres de estos niños bien para preservarlos de la barbarie que significaba vivir en Buenos Aires, con sus arrabales, su gente y su música prostibularia, pensando que podían contaminarlos, no encontraron mejor salida que mandarlos a estudiar a París, sin saber que encontrarían en la capital francesa la comprensión que ellos les negaban. Todas las expresiones culturales del mundo pasaban por la ciudad luz, Músicos de Jazz, entre otros, eran hasta que llegó el Tango la máxima atracción del pueblo parisino. Pero cuando conocieron el Tango y su forma de bailarlo estrechando los cuerpos, en cortes y quebradas que delineaban en lo sensual, se olvidaron rápidamente del Ballet Ruso y el Jazz, y todos querían aprender este baile tan seductor.
A partir del triunfo del Tango en esas lejanas tierras, la alta sociedad comenzó a aceptar, en cierta forma esta música que daba lustre a nuestro país.
Desde épocas pasadas y subsistiendo a los cambios culturales es válido destacar que en los últimos años el tango se ha difundido bastante en las generaciones más jóvenes, afirmando la vigencia de un género acosado por los vaivenes de su trayectoria. Inmerso en épocas de éxitos o debiendo sortear la indiferencia del público, el tango estuvo siempre presente, dejando una marca imborrable en nuestra radiografía social.  

Actividades en el Museo Carlos Gardel

En conmemoración a 128 años del nacimiento de Carlos Gardel, dentro del marco del “Día nacional del Tango”, el Museo desarrolla distintas actividades:
Los festejos comienzan a las 17 horas con "El cine de Gardel", charla y proyección de selección de fragmentos de películas a cargo de los especialistas Julián y Osvaldo Barsky. A las 18.30, se realizará un Encuentro de coleccionistas y escuchas de discos de pasta y vinilo en vitrola antigua, conducido por Pablo Taboada, Fabio Cernuda, Ricardo Stockdale e Ignacio Varchausky: "Gardel en la vitrola". Finalizando a las 20, se podrá asistir a la Final del certamen de voces "Anda a cantarle a Gardel", organizado por la Comuna N° 3 y la Asociación de Amigos del Museo Casa Carlos Gardel, en Zelaya y Jean Jaurés.

Museo Casa Carlos Gardel, ubicado en Jean Jaures 735, entrada libre y gratuita.