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20 de Noviembre 2017
CHARLAMOS CON EL VECINO Y ARTISTA DE LA PATERNAL
Entrevista al artista Carlos Medina Matevé, creador de varios murales de la zona
Escribe: Dafne Strobino Niedermaier
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El vecino Carlos Medina Matevé es artista y poeta, tiene 82 años y vivió toda su vida en La Isla de La Paternal, “en la misma casa”, aclara, le gusta pintar grandes murales aunque no se considera un muralista. La obra la podemos apreciar en varias paredes de la zona como en Bielsa y Paz Soldán y en Osorio y Avalos.

¿Desde cuándo pinta?
Comencé con los murales en 2002, el primero fue el de la esquina de Elcano y Donato Álvarez, dedicado al barrio de La Isla, ese mural no está más. Después pasé al de Julio Cortázar que está en Bielsa y Paz Soldán. Luego pinté el dedicado a un amigo músico que ya murió, Norberto Minichillo, que era el hijo de Rosa Piro. Y el último fue el del Che Guevara, en la esquina Osorio y Avalos. Ese mural lo tuve que restaurar en abril del año pasado porque lo habían enchastrado todo.
¿También es poeta?
Sí, las letras pintadas son todas mías, también escribo canciones y cuentos. Y hago fileteado. No pinto cuadros, me gusta pintar cosas con lo que exprese algo.
Durante muchos años me dediqué al deporte, hice ciclismo y corrí.
En los últimos tiempos se ven muchos más murales en la Ciudad, incluso el propio Gobierno es el que paga a los muralistas, ¿qué opina?
Creo que el arte debe estar consustanciado con lo social, tiene que haber un mensaje, es lo que trato de hacer. A mí nadie me paga nada, yo no quiero, porque cuando a uno le pagan está condicionado de cierta manera, atado a un compromiso a una obediencia.

¿Es el Gobierno de la Ciudad el que está tapando murales, pintando paredes?
Sí, yo tenía dos murales en la esquina de Avalos y Elcano, uno era el poema “La procesión” de Atahualpa Yupanqui que se lo dio a Norberto Minichillo para que le ponga música, yo lo escribí en esa ochava. Me gusta mucho lo que dice. El otro mural era sobre un poema mío que se llama “La enmienda”, que habla de Dios. Pero pintaron la pared y los taparon. Tal vez en algún momento los vuelva a pintar.

¿Cómo trabaja?
Algunas personas me dicen que por qué no pongo gente a pintar los murales, y que yo me dedique a indicar nada más, pero no me gusta, a mí me gusta hacerlos. A mí primero me surge la idea, por ejemplo, escribí una canción que se llama “Afriacanada”, yo tenía una sala en San Telmo, dedicada al tema de los escudos, y una tarde iba caminando por la calle Defensa y cuando cruzo Chile parado contra la pared de una farmacia había un negro de unos 50 años que miraba el asfalto, me quedé mirándolo porque era la imagen de la desolación, me metí en un bar y me puse a escribir y me salió esa canción. Son disparadores.
Disfruto que en mi casa tengo escritas las paredes con frases que se me ocurren, es el placer de hacer; cuando uno hace algo que no es por obligación ya tenés la retribución. Minichillo me decía “Carlos, la retribución la tenés cuando terminás la obra” y es así.

¿De qué trabajó en su vida?
Trabajé de lechero cuando era pibe. Subirme al carro del lechero era como una gran aventura, era espectacular. Tuve muchos trabajos, fui empleado de Correo, hasta que planté bandera y me puse a hacer letras, carteles, fileteado, de eso viví. La pasé bien.

¿Qué recuerda del barrio cuando usted era chico?
La avenida Donato Alvarez en la parte de La Isla tenía unas veredas de 2 metros, eran todas de tierra, con baldosones puestos así nomás por los vecinos y la calle era un pozo de un metro de profundidad. Yo ví hacer todo, ví cuando se plantaron los arbolitos, cuando se hicieron las veredas prolijas, cuando se colocó el empedrado.

¿Le envió una foto a Fidel Castro, no?
Le llevé un cuadro, de 1x1 metro, con una foto del mural del Che Guevara al agregado cultural de Cuba para que se lo haga llegar a Fidel Castro. Partió de La Isla a la Isla. Fue muy lindo poder hacerlo.

El músico Norberto Minichillo
Nació el 16 de noviembre de 1940, en el barrio de La Paternal, y era hincha de Argentinos Juniors. El amor a la música lo heredó de su madre, Rosa Piro, cantante amateur. Murió el 21 de octubre de 2006, cuando estaba por cumplir 66 años. Fue baterista y uno de los grandes nombres del jazz argentino. Se presentó en escenarios de Escandinavia y Nueva York. De chico estudió piano, hasta que conoció el jazz por la música de Monk. En los años 60 debutó en La Cueva, un grupo formado por Jorge Anders en saxo, Jorge Navarro en piano y Gustavo Hubka en contrabajo. Tocaban como teloneros de Sandro y Los de Fuego.
En 1965 emigró a Europa, donde tocó con el saxofonista tenor Ben Webster y con el pianista Tete Montoliú. De regreso, se incorporó El Tercero, grupo de los hermanos Baby y Héctor López Fürst, con quienes grabó “Oliendo los blues”.
"Momo", como lo llamaban sus amigos, debutó en Oliverio, en los sótanos del Bauen Hotel, con el grupo de los hermanos López Fürst.