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9 de Agosto 2018
HOMENAJE A CARLOS SLEPOY PRADA
Inauguración de una Plaqueta en el Club La Paternal al abogado de Derechos Humanos
Escribe: Pedro Santis
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El sábado 4 de agosto se rindió un homenaje al abogado Carlos Slepoy Prada, en el Club La Paternal (Fragata Sarmiento 1951), por su dedicación permanente a los derechos humanos.
Slepoy fue el artífice de la estrategia para lograr que la Audiencia Nacional Española aceptara la competencia para juzgar los crímenes ocurridos en un país diferente, basados en el principio de la Justicia Universal.
Su intervención logró la detención en Londres por 501 días del dictador chileno Augusto Pinochet. Su lucha por el cumplimiento de los Derechos Humanos llevó a juicio por genocidio al el ex marino argentino Adolfo Scilingo, partícipe de “los vuelos de la muerte” en España. En ese juicio se consiguió una condena a 1000 años; en el año 2000, bajo el mismo principio se logró la extradición y procesamiento del genocida Ricardo Cavallo, oficial de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), detenido en México y que cumple condena en la Argentina.

El merecido recuerdo se realizó en el barrio de su infancia, donde jugaba a la pelota en el Club La Paternal, amigos y familiares colocaron una placa con su nombre que decía: “El Club La Paternal rinde homenaje a Carlos Slepoy Prada (1949-2017) por su lucha inclaudicable por la Justicia Universal para el juzgamiento a las violaciones de los Derechos Humanos. Ya desde la infancia cultivó los valores de la amistad y la solidaridad en el equipo de fútbol de este Club”.
El acto contó con la presencia del Presidente del Club Atlético La Paternal, José Rao; Horacio Rodríguez (amigo del barrio), Norberto Zanzi (ciudadano destacado de la comuna 15), Matías Bailone (abogado en causas de DDHH), Margarita Cruz (integrante de la Asociación de Ex detenidos- desaparecidos), Pompeyo Ramos-Marrau (ciudadano destacado de la comuna 15, compañero en la AAPDH-M y amigo desde el exilio en España), Paula Slepoy (hija)  y Víctor Basterra, sobreviviente de la Esma, entre otros.

Nacido en Buenos Aires en el barrio de La Paternal, cruzó el océano en 1979. Antes de abandonar el régimen de facto de Videla y exiliarse en España, había perdido varios compañeros y había sido detenido, torturado y encarcelado.
Carlos Slepoy, abogado que dedicó su vida a la defensa de las víctimas de las dictaduras argentina, chilena, guatemalteca y española, falleció a los 68 años el 17 de abril de 2017. 
En 2007 había participado en la acusación contra el dictador Jorge Rafael Videla y otros militares argentinos. Desde 2010 impulsó la querella argentina para juzgar a los crímenes del franquismo, haciendo un llamado a los familiares de más de 113.000 desparecidos para que denunciaran.
En España, ya como abogado, un policía ebrio le pegó un tiro por la espalda en 1982,  hiriéndole gravemente. Las secuelas de aquellas heridas le persiguieron de por vida y le condenaron a pasar parte de su tiempo en silla de ruedas. Pero ni eso, ni los compañeros desaparecidos en Argentina, ni los obstáculos encontrados en su empeño por defender los derechos humanos le hicieron desistir.

Lo recordamos citando un extracto de su charla en la inauguración del mural, en el estadio de Argentinos Juniors, en homenaje a los desaparecidos de barrio (marzo de 2006):

“Creo que el mejor legado que podemos hacer a nuestros hermanos desaparecidos, es seguir luchando por la sociedad por la cual finalmente se los desapareció, se los torturó, se los secuestró, se los eliminó. Y en este sentido creo que todos somos concientes del extraordinario avance que se han producido en la Argentina en cuanto han sido ya arrumbadas las teorías de los dos demonios, en cuanto se ha impuesto la memoria, en cuanto movilizaciones como las de ayer, apoyadas por instancias oficiales incluso, determinan que esta lucha histórica en lo esencial se ha ganado. Pero creo que tenemos que estar advertidos, porque corremos el riesgo de la autosatisfacción, corremos el riesgo de pensar que lo esencial está hecho, y yo diría que están sentadas las bases de lo esencial, pero queda mucho y substancial por hacer…”. “…soñar un mundo distinto es empezar a trabajar para que se terminen los obstáculos que impiden la construcción de la sociedad que queremos. Por lo tanto hay que hacer real el acabar con la impunidad y el acabar con la corrupción. Para esto, esto que estamos haciendo aquí debe seguir repitiéndose, porque esto que ustedes están haciendo aquí, en un pequeño barrio de una gran ciudad, sigue siendo y es un ejemplo para el mundo. No habría habido juicios en el exterior, yo soy parte de uno ellos, si esta sociedad no hubiera golpeado puertas en todos los lugares posibles para abrir los caminos de la Justicia. Con este tesón, con esta determinación, con esta fuerza debemos seguir actuando para construir el mundo que nuestros hermanos soñaron. Muchas gracias.”