Disparo certero. Caen uno, dos, después tres. Me sujeto a mi metralleta, me revuelco por la tierra y me cargo a algunos más. Un par de bombas estallan a mi costado, pero nada me detiene. Voy al frente como nadie en esta batalla. Cuando estoy a punto de empezar otro enfrentamiento, escucho desde adentro: “ Nachoooo, a tomar la leche!”. Fin de mi guerra. Junto a cada uno de mis soladaditos de plástico, los guardo en mi caja para que descansen hasta mañana.
Eso fue lo más cerca que estuve de un conflicto bélico. Cuando tenía 8 años, mis días se dividían entre jugar a la pelota y a los soldaditos. Pero en esos mismos días, había miles y miles de chicos que no tenían muchos más años que yo, y que los llamaron para ir a la guerra. A la de verdad, a la más cruel, a matar o morir.
Pasaron 39 años, pero creo que recién hoy, a mis 47 y sufriendo dolores que la vida te va poniendo enfrente, puedo empezar a imaginar el calvario salvaje que padecieron. El frío en el alma, el hambre en medio de la atrocidad, la angustia al por mayor, la soledad extrema.
Cómo un país puede darle la espalda a todos ellos, cómo, aún hoy, deben seguir luchando porque se les reconozca derechos y pensiones…
Perdieron la vida, otros una pierna, otros un ojo, casi todos la inocencia. Tratamientos psicológicos, traumas postguerra, suicidios, vidas marcadas para siempre con ese horror que algunos tenemos la suerte de ver solo en películas.
Todos repetimos en banderas, en calles, en nombres de clubes que “Las Malvinas son argentinas”. Es cierto, y no nos cabe duda a ninguno, pero sería también muy bueno recordar que cada uno de estos HEROES, también son argentinos!
Ojalá, además de darles cada 2 de abril el agradecimiento eterno, se les pueda garantizar la memoria, apoyo y sobre todo derechos que merecen para siempre.
Y a mí, que me considero un abanderado del miedo, sólo me sale abrazarlos infinitamente por tantos huevos, tanta valentía y tanto coraje.
Por cada uno de los caídos en combate. Por cada uno de los que hoy sigue luchando. Para todos los ex combatientes de Malvinas, un corazón argentino repleto de GRACIAS!