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8 de abril 2014
EL RADIOTEATRO SIGUE VIGENTE
Gabriel Díaz, creador de imágenes
Escribe: Jerónimo Linares
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Estudió ciencias económicas pero se dedicó a la actuación, también composición y dirección de teatro en diferentes modalidades. Entre obras y guiones condujo un programa de radio en el que comenzó con la elaboración del radioteatros. Vecino de La Paternal de toda su vida, con 53 años es cultor de un formato que, lejos de su época de esplendor, antes de la aparición de la tevé, se mantiene vigente.

¿Cómo llegaste a hacer radioteatros?
Además de haber estudiado Ciencias Económicas, soy locutor nacional. Había participado en diferentes obras de teatro como actor y director hasta que me surgió un trabajo en Radio Cultura. Estuve cinco años en un programa que se llamó "Profesionales en el arte". Allí comenzamos a hacer radioteatros una vez por semana. Adaptaba obras clásicas de Shakespeare o Moliere. Era una tarea muy complicada porque había que reducir obras de tres horas a veinte minutos sin deformar la obra. Me di cuenta que era más fácil escribir las historias yo. Me asocié con Guillermo Gabriel Zotta, lo que me permitió realizar dos radioteatros por semana.

¿Cómo era tu programa?
Llamábamos a profesionales con orientación artística. Así como yo era graduado en Ciencias Económicas y hacía teatro, tenía muchos compañeros y amigos, médicos o abogados, como Gerardo Romano, también atraídos por el arte. Venían al programa y hablábamos de cine, de poesía. Después surgió la idea de hacer radioteatros. Un escritor español escuchó los radioteatros de Gabriel por Internet y los invitó a Madrid donde se representaron sus obras en vivo, en teatros. Esa misma modalidad la hicimos durante cinco temporadas en Buenos Aires con distintos actores como Dorys del Valle, Stella Maris Closas, María Aurelia Bisutti, Claudia Cárpena, Juan Carlos Puppo y Guido Gorgati. Nos presentamos en la sala Liberarte, en la Confitería La Ideal y en una sala del Paseo La Plaza. También hemos hecho presentaciones en el conurbano y en colegios.

¿Cómo fueron las presentaciones en colegios?
Se incorporó el radioteatro como actividad en las escuelas en las clases de Lengua. Tengo cartas de directores de colegios agradeciéndome porque el interés de los chicos por la escritura les mejoraba el vocabulario. Los chicos con Internet y los mensajes de texto están acostumbrándose a abreviar mucho las palabras. Las obras que hacían los alumnos finalmente eran presentadas en el salón de actos o en el patio de la escuela. Yo estoy alejado de esto pero se que sé sigue haciendo.

¿Escuchabas radioteatro de chico?
A mi me tocó la tevé. Algo escuché. Lo que tiene el radioteatro es que te estimula la imaginación a diferencia de la televisión o el cine que ofrecen imágenes formadas. Cuando escuchás a una mujer que hace de amante, vos formás tu propia imagen de la amante. Uno crea la imagen en su mente e imaginar es algo que no debe perderse. Los profesores que aplicaron esto en los colegios reconocieron el valor que tiene.

¿Cuál es la actualidad del radioteatro?
Un precursor de esto fue Alberto Migré, fallecido en 2006. En sus últimos años hacía radioteatros los domingos en Radio Belgrano llamado "Permiso para imaginar". Hacía unitarios, una historia con principio y fin en la misma emisión. Cuando nosotros dejamos de hacer radioteatro en radio, en el 2005, comenzamos el ciclo de radioteatros en teatros. A fines de mayo hicimos una presentación en un café concert en Flores con Guido Gorgati, un gran humorista. En una serie de homenajes que hacemos a los actores y que estuvieron en un principio en radio, como María Aurelia Bisutti, entre otros.
Gente que hacía los radioteatros y eran muy escuchados. Hay que reconocer que el público que va a ver radioteatro es un público mayor. Los jóvenes que van son estudiantes de locución o de algo relacionado con la radio. Por ese lado se mantiene. En los colegios creo que se está reconociendo. En la radio se está dando por el unitario. No es como antes que la familia se juntaba con el mate o el té a escuchar historias continuadas. Porque los ritmos de la gente son diferentes. Ahora existen muchos estímulos externos. Si estás escuchando una historia y suena el teléfono, cuando cortás te perdiste un pedazo y se pierde la intensidad. Tiene que ser cortito, concreto y muy llamador.

Cuándo se iba a la radio a ver
Llamaba la atención como se hacían los efectos especiales, el de la lluvia, el de los caballos. Ahora está todo digitalizado, lo que soluciona muchas cosas y lo hace mucho más fácil. Pero visualmente los efectos en vivo son muy llamativos. Las maderitas, las puertas que se abrían, los pasos, que se hacían con vasos sobre sal gruesa. Hace unos años fui a ver una obra de Alberto Migré para la que había llamado a Ernesto Catalán, miembro de una familia de especialistas en efectos especiales que no incorporó la tecnología. Después del espectáculo, con el grupo de gente con la que fui coincidimos que nos llamó más la atención como eran hechos los efectos que la historia. Era un espectáculo verlo a este hombre.

¿En tu caso como manejaban los efectos?
Incorporamos lo digital pero no tanto. Diría que un 70 por ciento lo manejábamos con el equipo de sonido. Así la gente puede seguir la historia. Lo hicimos con la experiencia de haber visto a Catalán. En el Paseo la Plaza hicimos una serie de radioteatros en los que los efectos especiales los hacía un grupo vocal. Por ejemplo, en la historia un coche arrancaba y el grupo vocal hacía el efecto del auto arrancando, todo con la boca. Pero eso se parecía más a una escena de teatro porque había mucha interacción y ahí existe el riesgo de que la historia se pierda.

En el radioteatro no hay que lidiar con la escenografía ni los efectos.
Esa es la ventaja que uno tiene que aprovechar, que no es lo mismo que escribir para cine. Nosotros adaptamos historias de radioteatro a teatro y a cine. Se hicieron tres cortos con guiones de radioteatros y tuvimos que elegir que obra se podía hacer en términos de producción.

¿Qué hace un director de radioteatro?
Igual que el de una obra. Marcás los movimientos, te fijás que cada actor encuentre bien el personaje, porque tiene que interpretar lo que el autor de la obra quiere decir. El actor a veces tiene variantes para hacer el personaje, el director puede guiarlo. También supervisar los sonidos y la música de fondo.

Actualmente Gabriel Díaz coordina el Taller-escuela de radio en el Centro Cultural Resurgimiento (Artigas 2262 – Tel.: 4585-4960) los lunes de 18:30 a 21:30 hs.