Una original forma de reclamar realizaron los alumnos y docentes de la escuela Federico García Lorca, ubicada en Chorroarín 305, con una jornada activa y de reflexión dentro del establecimiento. Conversamos con la docente Sandra Epelbaum y nos contó como se desarrollo la manifestación

¿Cómo se les ocurrió crear un día de reflexión ante el paro nacional?
Durante la jornada institucional que se realizó el 2 de marzo consensuamos realizar esta modalidad de paro. Luego de una larga discusión sobre las medidas a tomar y pensar sobre el impacto que un nuevo paro tendría sobre la comunidad educativa, decidimos hacernos presentes y explicarles a los chicos cuáles eran los motivos de la convocatoria de huelga. El mismo día resolvimos organizar una asamblea, contando con las propuestas que hicieran los chicos para las futuras medidas de fuerza.

¿Es una iniciativa nueva o ya se ha realizado?
No habíamos realizado nunca una jornada activa.

¿Qué temas se abordaron?
El tema principal estuvo centrado en el vaciamiento que está sufriendo la educación pública. En tal sentido, luego de terminar con la asamblea, hemos escrito un documento en el que quisimos exponer y difundir lo charlado, propuesto y votado en la asamblea.
El documento exponía: “Los trabajadores del Lorca realizamos durante el día de hoy -2 de marzo- una jornada de Paro Activo dentro de la escuela. En ese marco llevamos adelante, junto a nuestros estudiantes, una jornada de reflexión y debate acerca de la gravísima situación que atraviesa el sistema educativo. Hemos decidido en asamblea general reiterar esta modalidad de protesta ante la adopción de nuevas medidas de fuerza, en defensa de la escuela pública. Reclamamos un proyecto educativo nacional que garantice el Derecho a la Educación. En este sentido, y tras lo debatido en la institución, nos oponemos al cierre de cursos en la Ciudad de Buenos Aires y demandamos:
- Eliminación de los subsidios a la educación privada y reorientación de esos fondos a la mejora de la educación pública.
- Inversión en infraestructura.
- Universalización de becas y viandas escolares.
- Boleto estudiantil para todos nuestros estudiantes.
- Profesionalización de la labor docente.
- Condiciones dignas de trabajo y régimen salarial acorde a las horas realmente trabajadas.
- Formación docente en servicio y de calidad.
- Implementación del régimen de profesor por cargo para favorecer la pertenencia institucional y el compromiso con la comunidad educativa.
- Creación de cargos de profesor volante.

El día anterior a la jornada de paro, muchos papás llamaban a la escuela para preguntar si los chicos tendrían clases. Ante la respuesta nuestra, la propuesta fue favorable por parte de toda la comunidad. Tanto, que una de las alumnas de quinto año, el día martes llegó con un texto que había escrito el día anterior y que se leyó en los dos turnos, antes de comenzar la jornada. El texto es el siguiente y pertenece a Aylen Acebey:
“Voy a utilizar como pie para mis palabras un hecho acontecido hace días, que tuvo mucha repercusión. Para la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, la presidente Cristina Fernández pronunció un discurso en el cuál tocó varios temas de actualidad. En un momento dado se refirió a los reclamos docentes dando a entender que sólo pretenden una mejora salarial y que, cito, “trabajan 4 horas por día y tienen 3 meses de vacaciones”. Al parecer está muy mal asesorada. Siendo Sileoni ministro de Educación debería tener información sobre cuál es la realidad que se vive en las escuelas públicas y que, como alumna, puedo dar fe.
Conozco docentes que tienen una vocación increíble. Preparan las clases para hacerlas didácticas, corrigen las tareas, trabajos y evaluaciones en tiempo y forma, siguen explicando a quienes no hayan entendido, se levantan cada día para hacer lo que les gusta, y si bien no todos son así, muchos sí, y merecen el respeto no sólo del gobierno, sino de toda la sociedad. Porque son quienes forman el futuro, quienes inspiran e intentan hacer descubrir la vocación de cada alumno. Hasta hay algunos que, debido a los tiempos que se viven hoy, no sólo enseñan, sino que también educan. Y para conseguir un aumento, una mejora de condiciones laborales, un subsidio institucional, para todo tienen que salir a las calles y hacerse oír por la fuerza, porque parece que quienes tienen las riendas de la ciudad y el país no les importa demasiado que todos ellos trabajen desde mitad de febrero hasta fines de diciembre, cumpliendo roles y haciendo tareas que no les corresponden, pero que por respeto y cariño a su trabajo y a sus alumnos, las hacen igual.
Tomemos el ejemplo de los maestros rurales, que tienen que viajar kilómetros para llegar a una escuelita pequeña y mal cuidada, en donde los esperan los chicos. Ellos nunca faltan y les transmiten a sus pequeños el gusto por el conocimiento. Hacen lo imposible para que puedan salir de la repetida situación de pobreza que se vive en muchos sectores del país. También tenemos a los docentes que les dan una segunda oportunidad a los adultos que no pudieron terminar sus estudios secundarios. Hay también aquellos que tienen que asumirse como tutores de chicos cuyos padres están ausentes.
Pero claro, recientemente los diputados y senadores de la Nación han recibido un aumento del casi 100% de sus sueldos, llegando a casi $35 mil mensuales. Habría que ver cuántos de esos asisten a las sesiones, pero no, de eso no se habla. Se habla de cómo los docentes perjudican a los chicos haciendo paro ¿Y cómo pretenden que estén felices sirviendo al sistema, con un piso salarial de $2.360? Además de las otras trabas adicionales que tienen que superar: como el cierre de cursos, la quita de viandas, el intento de modificación de su Estatuto, la falta de subsidios (que cabe destacar que irónicamente se le está dando a las escuelas privadas).
Preocuparse por un tema tan importante como es la educación es algo más que repartir computadoras y libros. Es enseñar a usar esos recursos, y poder aprovecharlos al máximo.
Está en cada padre y madre seguir creyendo en la labor de los docentes de la escuela pública, que es la única que garantiza educación laica, gratuita y obligatoria, sin distinción de clase o de religión. Es deber también de los alumnos y alumnas enterarnos del porqué luchan nuestros profesores e intentan sacarle provecho a la oportunidad que tenemos de estudiar. Tenemos que buscar respuestas a nuestras preguntas y nunca quedarnos con una sola opinión. Es evidente que los tiempos cambian y que vivimos un momento de transición, en el cual muchas veces no concuerdan nuestras necesidades educativas con las que les enseñaron a nuestros docentes. Por eso en las aulas se da un ida y vuelta de conocimiento, que muchas veces se pasa por alto, pero que es fundamental si se quiere mejorar la relación profesor-alumno y por lo tanto hacer más ameno el tiempo que se comparte en la escuela.”
La autora de la carta finaliza con una frase de Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

Por último, los chicos y los profes decidimos armar carteles para hacer visible fuera de la escuela, lo que estaba ocurriendo adentro.

¿Hubo la convocatoria esperada?
La convocatoria superó nuestras expectativas. De hecho, vinieron todos o casi todos los alumnos. Además, los chicos expresaban que esta jornada les había aclarado algunos aspectos y que era más provechoso que quedarse en casa, sin participar. Al tener la palabra durante la asamblea, pudieron generar propuestas, negociar posiciones, escucharse entre ellos y participar de manera activa en una problemática que los convoca y atañe.

¿Entienden los chicos la situación actual de la escuela pública?
Van entendiendo algunas cosas, como por ejemplo la diferencia entre las decisiones a nivel nacional y a nivel ciudad. Además pudieron tomar noticia sobre las políticas educativas destinadas a los sectores privado -con incremento de subsidios- y público -con desinversión y vaciamiento-.

¿Cuánto duro la jornada?
La jornada duró la totalidad de horas de cada turno.

¿Cuáles serán los próximos pasos a dar si el gobierno no cede ante el pedido?
Con los chicos consensuamos que haríamos nuevamente un paro activo. Por un lado, una nueva asamblea en donde decidiríamos entre todos qué hacer. Por otra parte, los chicos propusieron difundir lo que había ocurrido el día del paro con otros colegios y organizar un festival fuera de la escuela si se produjera una nueva huelga. También se ofrecieron a acompañarnos en futuras marchas.