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20 de Enero 2017
“CONSTRUIR, HABITAR Y PENSAR”
Vecinos del puente
Escribe: Marisa Panelo
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Hace un par de años estaba buscando donde vivir, de pronto… mi “carreta” se detuvo en La Paternal ¡Jamás se me había ocurrido! La Paternal me atrapó. Me gustó… la mezcla de barrio y ciudad, cerca de todo, con vecinos que saludan, ruido de changos, señoras que hacen sus compras, los sábados mesa de amigos en las veredas, casas bajas y más árboles que en cualquier otro barrio. Pero el fragor de la ciudad se hace sentir, ruidos, peleas y enojos deambulan por las calles.
¡Qué difícil la convivencia! Según el diccionario vecino significa cercano.
Siempre fue un desafío vivir en comunidad, habitamos con otros, habitamos en familia, ciudades, pueblos, países. El hombre habita con otros y construye comunidades.
Cuidar y construir son los elementos esenciales de la comunidad. Hacer lugar y hacerse lugar es el modo de hacer del espacio un lugar para cada uno y para los otros.
La línea, el límite, la frontera, no es donde algo termina sino donde algo comienza a ser posible. La vecindad es allí donde las personas residen y deciden establecerse. ¿Cómo hacemos nuestro lugar? ¿Dónde construimos nuestra morada?
Hay espacios intermedios: plazas, lugares de encuentro, bares, estaciones, estadios, esquinas, incluso diarios zonales. No sólo las personas hacen a lo común de la comunidad, los lugares y las cosas también nos habitan; los espacios que atravesamos todos los días son habitados y reconocidos cotidianamente. Que esos espacios se transformen en lugares depende de lo que hagamos con ellos.
Sin ir más lejos, el viejo puente de la Av. San Martín ¡vaya qué está descuidado! une dos lados de nuestro barrio, es un signo de nuestra comuna. Lugares, espacios, identidades que posibilitan que surja lo común de una comunidad, en las cual podamos habitar con otros.
Sólo si somos capaces de habitar podemos construir*. Pero esto requiere trabajo, experiencia y ejercicio. En las ciudades hay problemas de siempre, como la cercanía con el otro, la falta de viviendas, la diversidad, cuestiones que dificultan la posibilidad de hacernos lugar y construir nuestro habitar. El vecino se nos presenta siempre como un aliado o un rival, como un hermano, un amante o un vecino, nos acompaña, nos favorece o nos entorpece.
Las dificultades que entraña la convivencia cotidiana son muy difíciles de zanjar si no se toman en cuenta. El lugar se hace en cada gesto, ni muy cerca ni muy lejos, se regula, se renueva, se modifica. El vecino es esa persona con quien azarosamente comparto un espacio, quien no elegí y con quien me cruzo y comparto la misma época y el mismo lugar. El problema de la convivencia parece aumentar en la actualidad, posiblemente, se nos haga cada vez más patente la diversidad, que si bien nos enriquece, también nos enfrenta a lo intolerable de cada uno.
Hay riesgos en la ciudad, los choques, los arrebatos, no sólo materiales sino emocionales, denuncian las dificultades que sufrimos todos al no poder medir las distancias, nos sentimos invadidos, los ruidos, los gritos, las palabras entran sin resistencia. El vecino me interpela en lo más propio y lo más ajeno, en cada día y cada palabra que pronuncio o dejo de pronunciar.
Entonces, conformamos la comunidad del puente. Puente que nos separa y en el mismo acto nos reúne. El puente nos aloja aun sin conocernos.

* Heidegger, Martín:
“CONSTRUIR, HABITAR Y PENSAR”